Matutina para Adolescentes | Martes 11 de Febrero de 2025 | El tiempo de Dios

Matutina para Adolescentes | Martes 11 de Febrero de 2025 | El tiempo de Dios

El tiempo de Dios

“Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia; no te enojes ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados” (Salmo 37:7).

Emma era una joven con sueños y ambiciones. Tenía la vida meticulosamente planeada, hasta el último detalle. Sin embargo, las cosas no se desarrollaron tan rápido como esperaba. La frustración y la impaciencia empezaron a arraigarse. Fue durante un momento de reflexión y oración que encontró el Salmo 37:7. Este versículo se convirtió en una luz guía que le recordaba confiar en los tiempos de Dios. Cuando rindió sus planes a Dios, presenció puertas que se abrían, oportunidades que surgían y una paz que se instalaba en su corazón.

Confiar en la soberanía de Dios significa creer que Dios está al control y tiene un plan perfecto para nuestra vida. Incluso cuando las cosas no van como esperamos, confiamos en que él sabe lo que es mejor para nosotros. Cuando confiamos en él, encontramos paz al saber que tiene nuestro futuro en sus manos.

Necesitamos ser pacientes y no perder la esperanza mientras esperamos en el tiempo de Dios. Él nos dará la fuerza que necesitamos para perseverar. Esperar en Dios no es pasividad, sino confianza activa en que está trabajando detrás de escena para nuestro bien. “Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán el vuelo como las águilas, correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (Isaías 40:31).

A veces, el tiempo de Dios puede parecer lento o demorado para nosotros, pero sus planes siempre se cumplirán en el momento perfecto. Debemos confiar en su cronograma. Los retrasos divinos no son negaciones; son oportunidades de crecimiento y preparación para lo que está por venir.

En el mundo acelerado en que vivimos, es fácil frustrarse cuando las cosas no suceden tan rápido como queremos. Pero el tiempo de Dios siempre es perfecto. Cuando confiamos en él y esperamos pacientemente, nos alineamos con su plan, que está lleno de propósito y bondad.

Oración: Padre celestial, vengo ante ti y reconozco que tu tiempo es perfecto. Ayúdame a confiar en tu soberanía, incluso cuando mis planes parecen retrasarse.

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