Desde joven
«Pues tú, Señor, desde mi juventud eres mi esperanza y mi seguridad» (Salmo 71:5)
EN EL ADOLESCENTE, EL ESTRÉS CEREBRAL TIENE UN IMPACTO más fuerte y duradero que en el cerebro de un adulto. (Así lo reveló la investigadora Perkins-Gough).
Esto se debe a que, en esta etapa, los adolescentes no poseen las mismas habilidades de regulación emocional y autocontrol que tienen los adultos. Así que, cuando se ven expuestos a situaciones de estrés y angustia constantes, sin apoyo ni vias de escape sanos, los adolescentes pueden desencadenar con mayor facilidad problemas de salud mental.
Entonces, ¿qué hacer cuando nos enfrentamos a momentos de estrés? El salmista nos presenta el secreto para superar las luchas: poner nuestra confianza en Dios desde la juventud. ¡Ahora mismo!
Muchas veces nuestra angustia proviene de conflictos que escondemos en lo más profundo de nuestro corazón y que no los compartimos con Dios. La verguenza, la culpa o incluso la ira y el dolor son sentimientos que, si se cultivan en la infancia y la adolescencia, pueden generar marcas mentales con las que tendremos que lidiar por el resto de nuestras vidas.