Mil y una maneras
“Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Ofrecer ayuda, tratar a los demás con respeto, ser cariñoso, dedicar tiempo, mostrar atención, interesarse y estar siempre cerca son algunas de las actitudes que debe tener una persona que ama. Piensa en lo que tus padres hacen por ti: te ayudan con las tareas escolares; te llevan al médico; te compran ropa, alimentos y medicinas; te brindan consejos, etc. Estas cosas te hacen sentir amado por ellos. Sin embargo, cuando alguien nos trata mal y nos desprecia, es difícil creer que esa persona sea capaz de amarnos, ¿no es así? Esto quiere decir que quien ama necesita demostrar sus sentimientos con acciones, y no solo con palabras.
El versículo de hoy cuenta algo que Dios hizo para mostrar su amor por nosotros: envió a su Hijo a morir en la cruz. Esta sola prueba sería suficiente, pero siguió mostrando cuánto nos ama de infinitas maneras. Él nos dio la vida; nos hizo nacer en una familia, porque sabía que necesitaríamos apoyo y cariño; nos dio inteligencia para hacer cosas sorprendentes; nos protege de los peligros y está siempre a nuestro lado; e incluso nos da la oportunidad de recibir perdón cuando hacemos algo mal. Como si todo esto fuera poco, nos promete una vida eterna en el hogar que nos está preparando. Cada detalle de la naturaleza y el más mínimo cuidado de la vida cotidiana hablan del amor que Dios nos tiene. ¿Y tú? ¿Qué actitudes demuestran a Dios que también lo amas? Tus elecciones, las cosas que dices y la forma en que tratas a las personas, ¿son dignas de alguien que ama a Dios? Hoy tienes la oportunidad de elegir mostrar amor a Dios en cada acción que realices.
¡Que este día sea el primero de muchos en que todos vean en ti a alguien que verdaderamente ama a Dios!