
«Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos;
pero harás lo que yo te diga» (Números 22:20, RVR 1960).
En el libro de Números encontramos la historia de Balaam, un profeta que fue llamado por Balac, el rey de Moab, para maldecir al pueblo de Israel. Veamos qué lecciones podemos aprender de este personaje. El versículo de hoy es parte de un momento clave en la vida de Balaam. Aunque inicialmente obedeció la orden original de Dios de no ir con los mensajeros de Balac, Dios se le apareció en la noche y le dio una nueva instrucción clara y específica. Le dijo que podía ir con ellos, pero debía hacer solamente lo que Dios le dijera.
La historia de Balaam nos enseña que escuchar y obedecer a Dios es fundamental. A menudo podemos encontrarnos en situaciones en las que se nos presentan opciones y decisiones importantes. En esos momentos, es vital buscar la guía y la dirección de Dios, a través de su Palabra y del Espíritu Santo.
Balaam también nos muestra las consecuencias de la desobediencia. A pesar de haber recibido instrucciones claras de Dios, Balaam permitió que la codicia y el deseo de ganancias personales lo llevaran por el camino equivocado. Aunque inicialmente quería maldecir al pueblo de Israel, Dios intervino y Balaam solo pudo pronunciar bendiciones sobre ellos.
Como jóvenes, a menudo nos enfrentamos a decisiones difíciles y tentaciones que pueden alejarnos de la voluntad de Dios. La historia de Balaam nos recuerda la importancia de estar atentos a su voz y de obedecer sus instrucciones, incluso cuando eso signifique renunciar a nuestros propios deseos y ambiciones.
Ojalá podamos aprender de la experiencia de Balaam cuán necesario es obedecer a Dios y ser humildes; y que, así, nuestras decisiones y acciones sean un testimonio poderoso de nuestra fe y obediencia a Dios.
Oración: Querido Dios, ayúdame a escuchar tu voz y a obedecer tus instrucciones.

