
«Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la Ley que el Señor, Dios de Israel, había dado a Moisés. El rey le concedió todo lo que pidió porque el Señor su Dios estaba con él» (Esdras 7:6).
Esdras era el tipo de persona que todos necesitamos cerca, una persona que no solo sabía de tendencias, sino también estaba conectado con algo mucho más profundo: la fe y el propósito de un pueblo entero. Imagínate, los judíos llevaban una eternidad en el Exilio y, de repente, tienen la chance de volver a su tierra; ahí estaba Esdras, listo para liderar la mudanza más épica de la historia.
Este hombre era un sacerdote que manejaba la Ley de Moisés como si fuera su lista de reproducción favorita y estaba energizado para hacer que la gente se reconectara con sus raíces espirituales. Cuando llegó la hora, Esdras no organizó un festival de música, sino uno de fe, donde la Ley era el número principal. Se plantó en medio de Jerusalén, desenrolló el pergamino y se puso a leer. Y no creas que la gente se aburría; no, no. Quedaron absortos, como cuando no puedes dejar de ver ese último episodio de tu serie favorita.
No se trataba solo de escuchar; Esdras se aseguró de que todos entendieran lo que leía. Pero, además, sabía que la fe sin acción es como tener un celular de última generación sin aplicaciones. Por eso, se esforzó para reconstruir los muros de la ciudad y también los cimientos de la sociedad. Estableció normas, y se aseguró de que la justicia no fuera solo un lema bonito, sino una realidad.
La historia de Esdras es un llamado a despertar. Es un recordatorio de que no importa si eres el nuevo en la escuela o el veterano en la oficina, puedes ser ese cambio que quieres ver. En este mundo donde todo es efímero y superficial, Esdras nos dice: «Eh, tú; sí, tú. Tienes un propósito más grande. Puedes ser un líder en tu entorno. Puedes hacer que las cosas cambien». Es una invitación a ser auténticos, a ser valientes y a tomar ese libro de la vida (y no me refiero solo a Instagram) y hacer que cada página cuente.
Oración: Dios increíble, ayúdame a seguir tu Palabra y a marcar la diferencia en nuestro mundo, así como hizo Esdras.

