Preguntas sin respuesta
“¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? […] Yo te preguntaré y tú me contestarás” (Job 38:2, 3, RVR95).
Durante treinta y cinco capítulos, el patriarca Job lucha con la pregunta de por qué su vida se ha visto devastada por la tragedia. Sus amigos insisten en que admita que algo hizo para merecerlo. “Solo confiesa –le dicen–, y recuperarás el favor de Dios”. Pero Job sabía que no había hecho nada malo. Sin embargo, aún compartiendo la creencia de sus amigos de que su sufrimiento venía de Dios, deseaba poder confrontar al Señor y tener una audiencia con él para tratar el asunto. Pero todo el tiempo Dios permanece en silencio.
Finalmente, el Señor responde. Sin embargo, no le dice nada sobre la acusación de Satanás contra él o de que el diablo era el responsable de sus sufrimientos. Comienza a lanzarle una larga serie de preguntas imposibles de responder: “¿Dónde estabas cuando yo afirmé la tierra? ¡Dímelo, si de veras sabes tanto!” (vers. 4).
Después de cuestionar los aspectos físicos de la creación, Dios se vuelve hacia las criaturas salvajes que habitan en ella: leones, cabras, bueyes, halcones… Muchos de los temas sobre los que Dios interroga a Job van más allá de la comprensión de la ciencia moderna. Si el Señor interrogara a alguien hoy, podría examinar lo que sabemos sobre las galaxias, los agujeros negros y las partículas subatómicas. Abrumado por las preguntas de Dios, Job reconoce su pequeñez (Job 40:3-5). Pero el Señor aún no había terminado. Seguidamente, le habla sobre las poderosas y peligrosas criaturas behemot y leviatán, y exige saber si Job puede controlarlas como hace él. Finalmente, Job declara: “Yo sé que tú lo puedes todo y que no hay nada que no puedas realizar” (Job 42:2).
Finalmente, Job se da cuenta de que si no puede explicar el mundo natural que lo rodea, ¿cómo se atreve a pensar que puede entender por qué Dios permite lo que permite respecto al sufrimiento y la maldad? Y si Dios puede controlar a las peligrosas criaturas behemot y leviatán, puede controlar cada situación negativa que se produce en la vida de sus hijos. Lo más importante es que, si Dios ama a todas las criaturas de la naturaleza y se preocupa por ellas, ¿no amará y cuidará a un ser humano aún más?