¡Fe!
“Pero si alguien lo acepta, confirma con ello que Dios dice la verdad” (Juan 3:33).
¿Alguna vez has visto una animación llamada Up: una aventura de altura? Cuenta la historia de Carl Fredricksen, un hombre que ata su propia casa a globos de gas, creyendo que podría volar con ella a un bosque sudamericano. ¡Todo sale bien! Él puede hacerlo. Y en este viaje, con él, va Russell, un niño. Juntos, viven grandes aventuras. Pero esto es ficción. En la vida real, en abril de 2008, Adelir Antônio de Carli pasó a la historia de manera trágica por intentar una hazaña similar a la de este dibujo. Conocido como “el padre del globo”, organizó un viaje aéreo con globos de gas helio, partiendo desde Paraná hacia Mato Grosso do Sul. ¡Era muy peligroso! Pero tenía fe en que podía y se arriesgó. Realmente creía que esto podría funcionar. Desafortunadamente, debido al clima, un desvío hizo que se perdiera y luego no pudiera ponerse en contacto con su equipo en tierra firme. ¡Qué triste! ¡Todo salió mal!
La fe es esencial en la vida del cristiano. ¡Pero tener fe en algo incorrecto es tan peligroso como no tener fe en absoluto!
En 1 Reyes 18, leemos la historia de Elías (el profeta del Dios viviente) y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal (un dios pagano). Cuando los profetas de Baal ofrecieron sacrificios a su dios, no pasó nada. Cuando Elías ofreció un sacrificio a Dios, él inmediatamente se hizo presente, quemando toda la ofrenda y mostrando a todos quién es él realmente. Los profetas de Baal tenían fe en un dios falso. Pero Elías tenía fe en Dios, el único verdadero.