Perdón de verdad
“Yo les perdonaré sus maldades y no me acordaré más de sus pecados” (Hebreos 8:12).
Cuando alguien hace algo que nos entristece, esperamos que las cosas se solucionen después de una conversación y una disculpa sincera.
Entonces, todo está bien y vuelve a ser como antes. Pero en la práctica esto no siempre sucede. La verdad es que muchas veces nos cuesta perdonar, y aunque la otra persona esté realmente arrepentida, todavía guardamos esa sensación desagradable.
¿Puedes recordar alguna situación así? ¿Alguna vez alguien te ha hecho algo que te puso muy triste, y aún después de escuchar sinceras disculpas no lo olvidaste? Escríbelo aquí (con lápiz, no con bolígrafo):
¿Y cuántas veces has tenido que disculparte por algo que hiciste? La sensación de alivio al escuchar a alguien decir: “Te perdono” es indescriptible. Pero esta frase también produce un gran resultado en la persona que está del otro lado, perdonando. ¡Así es! Perdonar es muy bueno. ¿Quieres probarlo? Trata de hacer lo que Dios hace con nuestros errores: olvidar. Cuando le pedimos perdón, él nos perdona y ya no se acuerda de lo que hicimos. ¡Este es el verdadero perdón! ¿Qué tal si lo pones en práctica?
Vuelve a leer lo que escribiste en las líneas de arriba. Ahora, toma una goma de borrar y borra bien cada letra. Finalmente, escribe con un bolígrafo: “Ya no me acuerdo”. Así obra Dios cuando le pides perdón.