¡Soy el que soy!
“Y Dios le contestó: –YO SOY EL QUE SOY. Y dirás a los israelitas: ‘YO SOY me ha enviado a ustedes’ ” (Éxodo 3:14).
Cuando alguien te pregunta si todo está bien, ¿qué respondes? Muchas veces, responderás: “Sí”, pero otras veces dirás: “Estoy triste (o cansado o molesto o desanimado o feliz)”. Siempre usarás el verbo “estar”, porque esta es una condición pasajera. No dirás: “Soy triste”. Al usar el verbo “ser”, estás hablando de la esencia, una condición que no cambia. Por ejemplo: ¿En qué país naciste? ¿Chile? Entonces, eres chileno. Puedes vivir toda tu vida en otro país, pero ¿qué seguirás siendo? Chileno.
Dios no es el “Yo Estoy”; ¡Él es el “Yo Soy”! La palabra del Yo Soy es la primera y la última. El orden del Yo Soy es incuestionable. Él es el Señor. El Yo Soy conoce el final desde el principio. El Yo Soy es eterno. Cuando el Yo Soy hable, si actuamos sabiamente, lo escucharemos. El Yo Soy es nuestro Dios; esta es una función definitiva, y no temporal.
De todos los atributos del Yo Soy que has aprendido este año, ¿en cuál piensas primero? ¿Por qué?