Goliat
“Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre del Señor todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que tú has desafiado” (1 Samuel 17:45).
La historia de David y Goliat es una de las más conocidas de la Biblia. Con cinco piedras y una honda, el joven héroe del pueblo de Dios se enfrentó a un terrible gigante de casi tres metros. La altura de Goliat no era el único problema. El corpulento estaba equipado con una armadura que lo hacía aún más aterrador: un casco de bronce, una coraza que pesaba más de sesenta kilogramos, canilleras y una jabalina de bronce colgada de su espalda. La punta de su lanza era de hierro y pesaba más de siete kilogramos.
Conoces el final de esta historia, pero quizá no te has detenido en un hecho: no fueron las piedras de David las que derrotaron a Goliat. ¿Entonces qué fue? La respuesta está en el versículo de hoy.
Este fue el secreto del éxito de David. Salió victorioso de esta batalla por el poder de Dios. Nunca tendrás que enfrentarte a un gigante como Goliat, pero puede haber otras cosas pequeñas (o grandes) que desafíen tu vida. Recuerda el secreto de David y confía en que tú también puedes ganar cualquier pelea.
“Todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni con lanza. Esta batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos” (1 Samuel 17:47).
