Roca
“Confíen siempre en el Señor, porque él es refugio eterno” (Isaías 26:4).
¿Cuáles son las filas más largas en los parques de diversiones? Tú sabes la respuesta. ¡Yo sé que lo sabes! Son las filas de las montañas rusas. Una vez estaba con mis hijas (¡tengo dos!) en uno de estos parques. En él, había una montaña rusa realmente gigante, que daba muchas vueltas y dejaba a la persona literalmente “patas arriba”. Cuando miré eso, dije en voz alta: “¿Quién tendría el coraje de subirse a un juego como ese?” Ni siquiera había terminado mi oración, cuando mis hijas me empujaban hacia la fila gigantesca. Y me aseguraron: “Es seguro, mamá, puedes venir”. No, no lo hice. Y hasta el día de hoy no sé cómo les permití ir; y todavía me pregunto: ¿Cómo puede la gente confiar en una máquina así? ¿Qué pasa si algo sale mal?
¿Alguna vez te has dado cuenta de cuánto confías en cosas como automóviles, aviones, ascensores, barcos y montañas rusas? No estoy aquí diseminando miedo, porque a veces me gusta ser aventurera. Me he tirado en paracaídas, participado en actuaciones extremas con coches que atraviesan barreras de fuego o andan en solo dos ruedas, y otras locuras que requieren una buena dosis de confianza por nuestra parte. También me gusta la adrenalina. Pero ese día pensé: Confiamos en estas cosas tan fácilmente, y no siempre confiamos en Dios así.
Cuando abro la Biblia en versículos como el del comienzo de la lectura de hoy, lo creo. ¿Tú crees? Isaías 43:2 es otro de mis versículos bíblicos favoritos. Lo leo y “oigo” a Dios, que me dice: “Si tienes que pasar por el agua, yo estaré contigo, si tienes que cruzar ríos, no te ahogarás; si tienes que pasar por el fuego, no te quemarás, las llamas no arderán en ti”
¡Yo confío! Tú ¿confías? Dios no falla, no se rompe, no deja de funcionar. Solo él es nuestra Roca eterna.
