No más yo
«Porque por medio de la ley yo he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí» (Gálatas 2:19-20).
Para el experimento de hoy, necesitarás una vela, cartulina blanca, un pincel y pintura. Utiliza la vela para dibujar un paisaje en la cartulina. A continuación, con ayuda del pincel, esparce pintura diluida en agua por todo el dibujo. ¿Qué ocurre? La vela está hecha de parafina (un tipo de grasa), por lo que no se diluye en el agua, manteniendo bien marcados los contornos del dibujo.
AL IGUAL QUE LA PARAFINA DEL experimento, la verdadera conversión y el verdadero arrepentimiento dejan marcas en nuestro corazón. Poco a poco, estas marcas resistentes nos ayudan a superar las tentaciones y las pruebas de la vida. Es la fe la que no permite que estas se diluyan en medio de las dificultades.
Siguiendo el ejemplo de Pablo, nosotros también podemos pasar por esta transformación y mostrar en nuestras vidas las marcas de vivir con Cristo. Pero no siempre es fácil. Por desgracia, caemos varias veces en el mismo error. El mismo Pablo dice: «No hago lo bueno que quiero hacer, sino lo malo que no quiero hacer» (Romanos 7:19). Entonces, ¿cómo podemos querer y al mismo tiempo hacer lo que es bueno?
Pablo nos da la respuesta cuando dice que fue crucificado con Cristo. Es decir, que aunque tenía sus propios deseos pecaminosos, Pablo murió a ellos y comenzó a vivir para seguir los deseos de Jesús. Eso es conversión real. Esa es la marca eterna de un verdadero cristiano, el cual a través de su vida puede decir: «Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí».
ORA POR UNA CONVERSIÓN REAL Y POR MARCAS DE FE QUE PERMANEZCAN HASTA EL REGRESO DE JESÚS.
¡ANOTA! AGITAR EL REPELENTE DE MOSQUITOS DOS VECES HOY. ¡NO TE OLVIDES!