¿Lleno o vacío?
«Renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera» (Filipenses 2:7).
HOY VAMOS A LLENAR UN vaso de una manera diferente. ¿Quieres saber cómo?
Para ello, necesitarás tres vasos del mismo tamaño, agua, colorante amarillo y azul, y dos hojas de papel toalla. Llena dos vasos hasta la mitad con agua y vierte en cada uno un tono de colorante alimentario. A continuación, enrolla hojas de papel toalla y coloca uno de los extremos de cada hoja en el vaso vacío. El otro extremo debe sumergirse en el agua con colorante. Cada una de las hojas del papel toalla debe tener la punta sumergida en un vaso diferente Espera unas tres horas y observa que el agua empapa las hojas y comienza a transferirse lentamente al vaso vacío. La mezcla de los dos colorantes da lugar al color verde.
El agua de nuestro experimento solo se transfiere porque uno de los vasos está vacío y los otros llenos. ¿Sabías que a nosotros nos puede pasar algo parecido? Dios siempre está dispuesto a llenarnos de cosas buenas: amor, bondad, fidelidad, etc. Pero si estamos llenos de orgullo, presunción y otras cosas malas, Dios no podrá llenar nuestra vida. Para llenarnos de lo que es eterno, primero debemos vaciarnos de lo que es pasajero.
Pablo nos anima a seguir el ejemplo de Jesús quien, teniendo derecho a todo el honor, renunció al cielo para servirnos y garantizarnos la salvación. Jesús nos dio un ejemplo de entrega total. Fue humilde, obediente y dedicó su vida por amor. Y tú, ¿de qué estás lleno? ¿De deseos, de pretensiones, de orgullo? Pídele a Jesús que te ayude a VACIAR tu corazón de todo lo malo y LLENAR tu vida con las cosas buenas que provienen de Dios.