Acerca de ser sal
«Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea » (Mateo 5:13)
¿PUEDE LA SAL ALIGERAR UN HUEVO? Para probar este efecto, necesitarás dos huevos, dos vasos de agua y cinco cucharadas de sal. Coloca un huevo en un vaso de agua corriente y comprueba lo que ocurre. En general, si el huevo está apto para el consumo, debe hundirse. A continuación, vierte agua caliente en el segundo vaso y disuelve la sal. Espera a que se enfríe y solo entonces sumerge el segundo huevo. ¿Cuál es el resultado? El huevo en el vaso salado flotará. Esto se debe a que la densidad del agua salada es mayor que la del huevo.
Poco después de describir las bienaventuranzas, Cristo concluyó que los bienaventurados son la sal de la tierra. Pero ¿qué significa esto? Dondequiera que haya sal, esta se percibirá. Ya sea por el sabor y la preservación que proporciona a los alimentos o incluso, como en el experimento de hoy, por hacer más ligeras las situaciones.
¿Cómo logramos ésto? He aquí algunos de los deberes de todo siervo de Dios:
- Hacer el entorno más agradable y justo
- Ayudar a los que están en dificultades.
- Orar por los más débiles.
- Mostrar alegría por las victorias de quienes te rodean
- No descuidar las pequeñas muestras de cortesía
- Cumplir respnsablemente con los deberes
- Ser proactivo y humilde
Quizá pienses: «¡Es imposible ser siempre así». Pero lo cierto es que ser sales esencia. En otras palabras, no necesitamos hacer cada una de estas cosas como si estuvieran en una lista de tareas pendientes. Necesitamos estar cerca de Cristo diariamente y en cada momento; entonces todas estas cosas serán naturales en nosotros. Al igual que la sal, que de manera natural da sabor, preserva y transforma las situaciones, nosotros también esparciremos bendiciones transformadas.