No estás en casa
“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20).
Una pareja de misioneros estadounidenses regresaba a casa después de muchos años de vivir en África. Mientras hacían el largo viaje en barco, imaginaban cómo serían sus amigos y sus familiares. Querían volver a casa pronto. Antes de que el barco llegara al puerto, vieron pancartas y globos. “¿Serán nuestros amigos?”, pensaron. Pero, para su sorpresa, cuando bajaron del barco, no quedaba nada más que papeles triturados en el suelo. La recepción no era para ellos.
Se fueron a casa tristes, frustrados y desanimados. El marido le dijo a la señora:
–¡Voy a dar un paseo! Pregunta a tu Dios si esto es lo que nos merecemos cuando volvemos a casa después de tantos años como misioneros.
Después de un tiempo, regresó. La esposa estaba de espaldas, todavía organizando algo de ropa.
–¿Preguntaste a Dios? –quiso saber el marido, impaciente.
–Sí –dijo ella.
–Y ¿qué te respondió?
–Dijo que todavía no estamos en casa.
¿También te has sentido frustrado con las cosas del mundo? ¿Sientes que a menudo no recibes el trato que mereces, y eres humillado y agraviado por otros? ¡Cálmate!
Nuestro hogar no está aquí. Pronto Jesús regresará en las nubes y nos llevará a vivir con él. Y solo entonces, finalmente, estaremos en casa. ¡Para siempre!