Matutina para Adolescentes, Viernes 02 de Julio de 2021

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La fórmula mágica – parte 2

“Ama a la sabiduría, no la abandones y ella te dará su protección” (Prov. 4:6).

Adriana Lleras Muney estaba cursando un doctorado en Economía y andaba en busca de un tema único e inexplorado sobre el cual exponer su tesis. Entonces, se topó con un viejo artículo que sugería que, en lo que respecta a mejorar la salud general de una sociedad, es más inteligente invertir dinero en educación que en medicina. A Adriana se le ocurrió la forma perfecta de demostrarlo.

Desde 1890, ciertos estados de los Estados Unidos comenzaron a exigir a los niños que asistieran a las escuelas durante cada vez más años. ¿Qué podría encontrar si comparaba los censos de esa época con los registros de salud? “La pregunta era –le aclaró la Dra. Lleras Muney a la periodista Gina Kolata–, cuando el estado cambió el tiempo de escolaridad obligatoria, digamos, de seis a siete años, ¿vivían las personas que fueron a la escuela durante seis años tanto tiempo como los que asistieron durante siete años?” (“A Surprising Secret to a Long Life: Stay in School”, New York Times, 3 de enero de 2007).

Lograr todos los datos no fue fácil, pero los resultados fueron sorprendentes. Por cada año adicional que se asistía a la escuela, la esperanza de vida aumentaba luego de los treinta y cinco años ¡¡¡en hasta dieciocho meses!!! Luego de la investigación inicial de Lleras Muney en los Estados Unidos, se realizaron estudios similares en otros países, arrojando los mismos resultados: más tiempo de escuela equivale a una vida más sana y larga.

Por si esto no resultara impresionante, el efecto nunca disminuyó, sino que continuó aumentando mientras la gente se mantenía dentro de las aulas. Los analistas tuvieron que reflexionar sobre el porqué. ¿Será que, por ejemplo, una educación prolongada ayuda a aprender a saber esperar la recompensa?

Los científicos solo pueden especular sobre las razones, pero el significado es claro. También han descubierto otra parte fundamental de mantenerse jóvenes: la conexión. Cuando Lisa Berkman, profesora de Harvard, era estudiante, realizó un estudio sobre los adventistas, conocidos por su salud excepcional. Su alimentación vegetariana se consideraba la razón fundamental, pero Lisa también notó que tenían menos probabilidades de enfermarse y que envejecían más lentamente que la mayoría de la gente, por razones ajenas a su alimentación. ¿Cuál fue la razón adicional que arrojó su estudio? Los adventistas se mantienen socialmente conectados.

Podríamos añadir que, durante muchos años, los adventistas hemos hecho mucho hincapié en la educación.

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