
La Palabra hecha vida
“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
A veces las palabras pueden parecer abstractas y difíciles de entender. Pero en Juan 1:14 se nos muestra que la Palabra se hizo real y tangible en la forma de Jesús. A través de él podemos entender mejor el amor y el propósito de Dios para nuestra vida.
Imagina que recibes un texto de alguien a quien quieres mucho, pero las palabras no te dicen mucho. Luego, esa persona llega a tu casa y te abraza. De repente comprendes el amor y la intención detrás de las palabras del texto. Así es como Juan describe a Jesús: la Palabra hecha carne. Él no solo nos habló sobre el amor de Dios, sino que lo demostró con cada acción y cada encuentro que tuvo con un ser humano.
Piensa en un maestro que no solo enseña con palabras, sino que también demuestra cada lección a través de ejemplos y experiencias prácticas. Jesús fue el maestro perfecto, y nos mostró cómo vivir en amor, compasión y obediencia a Dios. Su vida fue la ilustración de las verdades que compartió.
Conéctate con Jesús leyendo sobre su vida en los Evangelios. Imagina cómo sería estar allí y ser testigo de sus acciones y palabras. Vive su Palabra. A medida que aprendes de Jesús, busca oportunidades para aplicar sus enseñanzas en tu propia vida, amando a los demás y sirviendo con humildad. Busca maneras de mostrar el amor y la gracia de Dios a quienes te rodean.
Jesús no solo nos habló sobre el amor de Dios, sino que vino a vivirlo entre nosotros. Él es la encarnación de la Palabra de Dios, y su vida es el ejemplo perfecto de cómo podemos vivir en comunión con el Padre.
Oración: Te agradezco, Dios, por enviar a tu Hijo Jesús para que pueda conocer y experimentar tu amor de una manera tangible.