Viento más fuerte
«El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu» (Juan 3:8).
AUNQUE NO PODAMOS VERLO, NADIE DUDA DE LA EXISTENCIA del viento ni niega su fuerza. Esto se debe a que podemos ver su efecto a nuestro alrededor y sentir su frescor en un día caluroso. En 1996, en la isla australiana de Barrow, los investigadores registraron los vientos más fuertes jamás registrados en la Tierra, con una velocidad de más de 400 km/h. Tres años más tarde, Oklahoma, en Estados Unidos, sufrió el tornado más rápido jamás registrado, ¡con vientos de más de 500 km/h!
En su conversación con Nicodemo, Jesús comparó la acción del Espíritu Santo en el corazón humano con el viento. Aunque no podemos ver al Espíritu de Dios, los resultados de su presencia son innegables. Cuando él habita en nuestros corazones, «los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones» (El Deseado de todas las gentes, cap. 7, p.149).
A veces, ni siquiera la propia persona puede precisar el momento exacto de su conversión. Esto se debe a que el Espíritu trabaja continuamente en el corazón. Lo hace a través de un amigo, de un himno, o tal vez de un versículo de la Biblia. Así como no podemos ver el viento, tampoco podemos ver la obra del Espíritu Santo, sin embargo, vemos el resultado. EL PODER DEL ESPIRITU PARA TRANSFORMAR VIDAS ES INCOMPARABLE. La mayor fuerza del viento no le llega ni a los pies a su poder. Y hoy él quiere soplar con fuerza en tu vida. Deja que el Espíritu Santo transforme tus pensamientos. ¡Verás cuánto cambiará tu vida!