Matutina para Adolescentes | Viernes 20 de junio de 2025 | La creación de Dios

Matutina para Adolescentes | Viernes 20 de junio de 2025 | La creación de Dios

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Matutina para Adolescentes

«Los cielos cuentan la gloria de Dios; la expansión proclama la obra de sus manos» (Salmo 19:1).

Un viernes por la noche, en un vibrante evento juvenil en Irlanda, me encontré con Steven, un joven científico cuya pasión por la gestión ambiental irradiaba tanto entusiasmo como un concierto de éxitos musicales. Mientras compartíamos historias, su mirada se iluminó al describir las colinas esmeraldas y los cielos dramáticos de su tierra natal, revelándome cómo la belleza de Irlanda le mostraba la grandeza de Dios.

«Del Señor es la tierra», recita el Salmo 24:1, una verdad que Steven vive con cada aliento. Como mayordomos de este regalo divino, entendemos que cada acción nuestra pinta un trazo en el lienzo de la creación. Y Steven, con sus manos en la Tierra y su corazón en el Cielo, se dedica a proteger y embellecer este arte de Dios.

«Los cielos cuentan la gloria de Dios», canta el Salmo 19:1, y en cada amanecer, en cada gota de rocío, Steven ve una nota de la sinfonía divina. Su asombro ante la naturaleza es contagioso; su gratitud se deja ver, y es comprensible: la Tierra que nuestro buen Dios preparó para que viviéramos y cuidáramos es, todavía – después de unos 6000 años de pecado–, asombrosa. No hay lenguaje, ni palabras, para describir, para

abarcar, la obra de Dios.

Y, aunque nosotros nos quedemos sin palabras para expresar nuestro asomobro, la Palabra de Dios recorre toda la Tierra, hasta el extremo del mundo. Su Palabra, que creó este planeta y el universo, su Palabra que sostiene los mundos y las flores silvestres, es la que él nos ofrece, sin reserva, para renovar nuestros corazones y hacernos sus hijos, a fin de gozar de esta Tierra y cuidarla.

Honramos a nuestro Creador cuando gestionamos responsablemente la Tierra y los recursos que puso en nuestras manos, y también cuando nos preocupamos por los otros humanos que creó a su imagen. No es casualidad que este mismo salmo 19 comience hablando de la Creación y continúe hablando del amor: «La ley del Señor es perfecta» (19:7). ¿Qué ley? La que se resume en amar a Dios con todo nuestro ser y en amar a los demás como a uno mismo.

Oración: Padre celestial, gracias por el ritmo de las olas, por el susurro de los bosques y por la paleta de colores con la que pintas cada amanecer. Gracias por crear esta Tierra y por recrear tu ley en mi corazón.

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