Cara a cara
“Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios” (Mateo 5:8).
¿Conoces a algún famoso? O, al menos, ¿alguna vez has visto de cerca a alguien famoso? Una vez, Leticia estaba de vacaciones en Copacabana, Río de Janeiro. Ella y su familia estaban disfrutando de la playa cuando notaron un movimiento extraño. Una cantante de renombre internacional estaba en el malecón, y había sido detenida por un grupo de personas que querían tomarse una foto con ella. La confusión se generó porque uno de los guardaespaldas de la cantante no entendió lo que estaba pasando y terminó siendo grosero con el grupo.
Al observar de lejos, los padres de Leticia comentaron lo difícil que es acercarse a los famosos. Algunos pasan horas en filas para ver a estas personas de carne y hueso, como el resto de nosotros.
¿Te has puesto a pensar qué pasaría si sucediera lo mismo para poder ponernos en contacto con el Dios poderoso? Por el contrario, el Ser más maravilloso y famoso del universo puede ser alcanzado por medio de la oración.
Y lo mejor está por venir. Pronto podremos ver a Dios cara a cara. Hoy no podemos hacer eso, porque él “vive en una luz a la que nadie puede acercarse” (1 Tim. 6:16). Pero quien mantenga un corazón limpio, tendrá ese privilegio.