Matutina para Adolescentes | Viernes 25 de Abril de 2025 | La puerta de tu corazón

Matutina para Adolescentes | Viernes 25 de Abril de 2025 | La puerta de tu corazón

La puerta de tu corazón

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Hace unos años, en un vuelo hacia Alemania, tuve el privilegio de conocer a dos personas increíbles: Laura y Carlos. En el silencio, suspendido sobre las nubes, compartieron historias que resonaron con la promesa de Apocalipsis 3:20, donde Jesús nos dice que está a la puerta y llama, esperando que lo invitemos a nuestra vida.

Laura me contó cómo se sintió perdida y sola, abrumada por las presiones de la escuela y las relaciones difíciles. Pero un día, en la quietud de su habitación, sintió una presencia que calentó su alma. Era Jesús, parado en el umbral de su vida, esperando ser acogido con un “adelante”. Al invitarlo a entrar, Laura encontró una compañía y una paz que transformaron su soledad en un sentimiento de estar profundamente acompañada.

Carlos, por su parte, había creído que tenía que cargar solo con el peso de sus problemas. Pero descubrió el mensaje de Apocalipsis 3:20 y se dio cuenta de que Jesús estaba listo para caminar junto a él y llevar sus cargas. Al abrir la puerta de su corazón, Carlos se encontró con una paz y una alegría que superaron todo lo que había conocido, una verdadera revolución en su manera de enfrentar la vida.

Me contaron que la cena con Jesús simboliza algo mucho más grande que una simple comida: es la comunión más íntima, un compartir de vida, esperanzas y sueños. Juan, otro pasajero del vuelo, se unió a nuestra conversación y compartió cómo, al abrir su corazón, había sentido un amor y un consuelo que colmaban su ser, incluso en tiempos tumultuosos en su familia.

A bordo de aquel avión, mientras compartíamos estas historias de fe, me quedó claro que la invitación de Jesús es eterna y su presencia es una promesa constante de compañía y amor. Él está llamando a la puerta de nuestro corazón, incluso mientras volamos hacia nuevos destinos. ¿Le abriremos? ¿Qué comunión maravillosa nos espera al aceptar su invitación y cenar con el Salvador del mundo?

Oración: Te agradezco, Dios, por la promesa de que Jesús está a la puerta de mi corazón y quiere entrar en mi vida.

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