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«Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara» (Génesis 2: 15).
¿SABÍAS QUE, ADEMÁS DE VITAMINAS Y MINERALES, TAMBIÉN consumimos hormonas cuando comemos verduras? El ácido abscisico, por ejemplo, es una hormona vegetal que estimula la absorción de glucosa y puede paliar los efectos de la diabetes. El ácido indolacético, por su parte, tiene una acción antitumoral, ayudando a eliminar las células cancerosas. En cuanto a la razón por la que las hormonas vegetales tienen beneficios para nosotros, los investigadores afirman que, posiblemente, se deba a la similitud de sus formas con las moléculas que producimos.
Otro factor importante es la presencia de fibras en las verduras, que favorecen el buen funcionamiento del intestino. Este órgano es responsable de la producción de hasta el 90% de nuestra serotonina (neurotransmisor responsable de la sensación de bienestar). De hecho, los estudios muestran una relación directa entre la falta de serotonina en el cerebro y el suicidio.
El versículo de hoy afirma que Dios colocó al hombre en el jardín del Edén para que lo cuidara, pero la verdad es que el jardín también se hizo para cuidar de la salud del hombre. ¡DIOS CUIDA DE TODOS LOS DETALLES! Alimentándonos correctamente, con una dieta variada y rica en verduras y hortalizas, obtenemos no solo la energía que necesitamos para realizar nuestras actividades, sino también el remedio para una serie de enfermedades que ni siquiera podemos imaginar. ¡Así nos cuida Dios!
¿Qué tal si intentamos comer bien para vivir mejor? Intenta aumentar el consumo de alimentos vegetales. ¡No te arrepentirás!
«Un proceder equivocado en el comer o en el beber destruye la salud y con ella la frescura de la vida» (Consejos sobre alimentación, cap. 6, p. 105).