“Al que a mí viene, no lo rechazo”
“Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo” (Juan 6:37, NVI).
Un hombre se le acercó al pastor Morris Venden, y lleno de desesperación le dijo: “Es demasiado tarde; he ido demasiado lejos. He cometido el pecado imperdonable; ya no tengo más oportunidad”. El pastor Venden abrió la Biblia y le pidió que leyera Juan 6:37: “Al que a mí viene, no lo rechazo” (NVI), y luego le preguntó: “¿Qué lee en las notas marginales?” El hombre le dijo que no había notas marginales en su Biblia. Entonces Venden le hizo otra pregunta: “¿Qué puede usted leer en los márgenes en blanco de esa página? ¿Se encuentra allí anotada alguna fecha?” El hombre le dijo que no había nada. Venden procedió a formularle otra pregunta: “¿Hay algún nombre allí?” Nuevamente la respuesta del hombre fue negativa, y a renglón seguido el pastor Venden le dijo: “Entonces esa promesa también lo incluye a usted en este momento”.²¹⁴
No importa tu pecado ni tu condición espiritual, si decides acudir a Cristo en este momento, él no te rechazará. ¿Sabes por qué? El mismo Jesús lo explicó: “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió” (Juan 6:44, NVI). No vas a Jesús por tu propia iniciativa, no te levantas con tus propias fuerzas, sino que el Padre te lleva a Cristo, y como es el Padre quien te lleva, nadie puede rechazarte. Esta es una de mis declaraciones favoritas de Elena de White: “Nunca se ofrece una oración, aun balbuceada, nunca se derrama una lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un deseo sincero, por débil que sea, de llegar a Dios, sin que el Espíritu de Dios vaya a su encuentro. Aun antes de que la oración sea pronunciada o el anhelo del corazón sea dado a conocer, la gracia de Cristo sale al encuentro de la gracia que está obrando en el alma humana” (Promesas para los últimos días, pp. 17, 18). La gracia que está actuando en ti es la que te impulsa a ir corriendo hacia tu Salvador. Tu venida a Dios es por gracia, y tu recibimiento también será por gracia.
No importa cómo haya sido tu vida, Dios no te rechazará. No importa cómo sea tu vida ahora, Dios no te rechazará. No importa lo que ocurra con tu vida mañana, Dios no te rechazará.
214 Morris Venden, Fe en acción (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1980), p. 88.