“Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gálatas 2:14).
Un antiguo refrán africano dice que “cuando dos elefantes luchan, es la hierba que pisan la que más sufre”. La confrontación entre dos gigantes, siervos y misioneros del Señor, nos deja varias lecciones para aprender e incorporar en nuestra vida.
Pedro fue un judío que por la fe aceptó a Cristo. Dios mismo le enseñó en su encuentro con Cornelio, así como en el concilio de Jerusalén, que “nadie es inmundo” para que quede fuera del llamado de Dios, pues tanto judíos como gentiles podían ser alcanzados por el evangelio. Pedro había dicho, en el concilio de Jerusalén, que Dios no hace ninguna diferencia entre “nosotros y ellos”.
Sin embargo, ahora él estaba haciendo tal distinción; incluso arrastró a Bernabé y a otros. Pablo resistió y reprendió a Pedro pues de ninguna manera aceptaba que a los gentiles se les impusiera prácticas legalistas judías. Las palabras de Pablo entristecieron a Pedro.
Pedro aceptó ser corregido, apoyó a Pablo y, al escribir su carta, dijo al respecto lo siguiente: “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito en casi todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición” (2 Ped. 3:15, 16).
¿Qué lecciones poderosas podemos aprender de esto?
1-Solo en Cristo y su sacrifico se solucionan los conflictos entre los hermanos. La Cruz anula el orgullo, el miedo y el egoísmo.
2-Solo cuando reconocemos que estamos muertos al pecado y vivos para Dios vamos a admitir que nuestro enemigo no es mi hermano sino nuestro propio yo.
3-La unidad de la iglesia y la exaltación de Cristo están por encima de cualquier idea personal.
4-La manera firme y amable de Pablo al defender la verdad hizo posible exaltar la gracia, restaurar a Pedro y fortalecer a la iglesia.
5-Diariamente tenemos que morir a nosotros y vivir para Dios.
6-Podemos discutir ideas, conceptos, enfoques, y seguir adelante juntos, sin la euforia de los ganadores o el resentimiento de los perdedores.
Recuerden, amigos, que cuando dos elefantes se pelean entre sí, quien más sufre es la iglesia y la misión que tenemos que cumplir. Mejor cuiden la hierba, y que produzca los mejores frutos.