Matutina para Adultos | Domingo 16 de Marzo de 2025 | Silencio de oro

Matutina para Adultos | Domingo 16 de Marzo de 2025 | Silencio de oro

Silencio de oro

«Jesús callaba. […] Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. Pilato entonces le dijo: “¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?”. Pero Jesús no le respondió ni una palabra» (Mateo 26: 63; 27: 12-14).

En esa parodia de juicio Jesús se calló por un sentimiento de dignidad y por saber que toda autodefensa sería inútil ante un tribunal como aquel. No valía la pena responder ante quienes solo eran capaces de escuchar los dictados de su odio, habiendo cerrado sus oídos a la voz de quien encarnaba en sí mismo la verdad.27

En este silencio se cumplían las dolorosas palabras de la vieja profecía: «Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca» (Isa. 53: 7). Pero precisamente ese silencio resultó ser la más severa acusación a las conciencias de sus acusadores.

Saber callar en el momento debido es una rara virtud que muy pocos cultivan. En una entrevista a uno de los más prominentes hombres de estado que ha tenido España en su transición a la democracia, una aguda periodista le preguntó qué había sido para él lo más difícil durante sus años complejos de gobierno. Sin dudarlo un instante, el expresidente confesó: «La gestión de los silencios».

La discreción y la mesura de las palabras siempre han sido alabadas por los más inteligentes. Shakespeare escribió: «Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras». Y Mark Twain añadió, con su habitual pizca de humor: «Mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda».

Estoy convencido de que si escuchásemos más y gestionásemos mejor nuestros silencios, nuestras comunicaciones serían mucho más eficaces. Porque no se trata solo de escuchar las palabras de los demás sino también sus silencios, que pueden ser tan elocuentes o más que sus palabras, como en el caso de Cristo.

Poco antes el escritor latino Publio Siro ya había dicho: «Quien no sabe callar tampoco sabe hablar». Aseguran los expertos que la mayoría de las personas desconectamos cuando oímos hablar al mismo hablante más de tres minutos seguidos. La capacidad de hablar en diversas lenguas es sin duda de gran valor. Pero la capacidad de callar cuando conviene es de un valor incalculable en cualquier idioma.

Señor, enséñame hoy a escuchar y a saber cuándo hablar y cuándo callar, inspirado por ti.

7 Cf. Marcos 14: 61; 15: 5; Juan 19: 9.

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