Dios quiere alumbrar tu vida
“La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo” (Juan 1:9).
He pasado noches de ansiedad, sin poder dormir, sudando bajo las sábanas, porque me parecía ver la silueta de alguien o algo en el cuarto. Llegada la mañana, descubría que no era más que ropa colgada o algún objeto que yo mismo había dejado allí. Qué fácil me era, en esas ocasiones, darme cuenta de que, cuando estás a oscuras, las cosas no se perciben como son; puedes equivocarte al juzgarlas, puedes reaccionar a ellas como no debieras, y puedes llenarte de ansiedades y miedos.
Juan 1:9 me ayuda a tener una nueva perspectiva de las razones por las cuales Dios quiere que sepamos que él es luz. Una de ellas creo que es porque necesitamos luz para poder ver cómo está todo en mí, cuál es mi necesidad más profunda y cómo debo actuar sin llenarme de ansiedades y miedos. También necesito luz para ver y entender muchas cosas acerca de Dios que no logro distinguir desde la oscuridad en la que habito.
Lo relevante de que Dios sea luz es que nosotros vivimos en tinieblas. La llegada de Dios a nuestra vida cambia esto, ya que nos ocurre como me pasaba a mí al llegar la mañana en el cuarto oscuro: podemos verlo todo tal y como es y entender cuál es el camino, quién es la verdad y dónde está la vida.
Dios desea alumbrar lo secreto de nuestra alma para hacernos ver nuestro pecado y abandonarlo. Necesitamos luz que ilumine estas realidades para que deseemos dejar esa vida y pedir a Dios que nos perdone y nos ayude. Si la luz de Dios no nos alumbra, no podremos dar ese cambio. Esa luz también nos ayuda a ver la justicia, la santidad y la perfección de la Ley de Dios, permitiéndonos entender la protección que nos brinda y la conveniencia de que esa Ley sea acatada en todo el universo, y en particular en nuestra vida.
Ni tú ni yo podríamos tener una vislumbre del amor de Dios, de lo bella que es la vida de santidad, ni del gozo que produce hacer su voluntad si esa luz verdadera no fijara sus reflectores de gracia y verdad en nosotros. La buena noticia es que esa luz alumbra a todo ser humano y vino a este mundo para alumbrar tu vida. No sigas sudando bajo las sábanas, albergando ansiedades y miedos; abre los ojos, date cuenta de que las cosas no son como creías. Llegó la luz. Hay esperanza para ti.