Elegidos
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso” (Efesios 1:1).
Probablemente Pablo haya escrito la carta a los Efesios cuando estaba prisionero en Roma. El tema de la epístola es la unidad en Cristo. Pablo escribe a una iglesia o iglesias compuestas por judíos y gentiles, asiáticos y europeos, esclavos y libres: todos representantes de un mundo perturbado que necesitaba ser restaurado a la unidad en Cristo. Esto implicaba la unidad de personas, familias, iglesias y etnias. La restauración de la unión individual en la vida de cada creyente asegura la unidad del Universo de Dios.
En el capítulo 1 se destaca lo siguiente:
1. Dios nos escogió y nos predestinó para la salvación. Nadie necesita perderse, a menos que quiera perderse.
2. Podemos ser salvos porque hemos sido redimidos por la sangre de Jesucristo.
3. La certeza de esa salvación es la actuación del Espíritu Santo en nuestra vida.
4. Las personas que recibieron la salvación viven con fe en Jesús, y se relacionan con bondad con las personas.
5. Dios quiere que crezcamos en el conocimiento de él, y por eso nos da espíritu de sabiduría.
6. Cristo resucitó e intercede por nosotros. Él es la cabeza de la iglesia.
El 24 de enero de 1990, un joven de 19 años llamado Adolfo se embarcaba en un ómnibus desde Guayaramerín (Bolivia) hacia la Universidad Adventista San Pablo (Brasil) con el sueño de estudiar Teología. Tuvo que dejar a sus hermanos y su madre, quien insistía en que no fuera tan lejos de su casa. Adolfo salió con una pequeña bolsa con alguna ropa, una vieja guitarra y solo cien dólares. Fueron setenta horas de viaje con muchas expectativas resumidas en su lema: “Si yo tengo un sueño en la cabeza y a Dios en el corazón, él me va a bendecir”.
Pasaron los años, y Adolfo no solo completó su sueño de ser pastor. Por la gracia de Dios, es también profesor, escritor y Doctor en Teología. Además, formó una linda familia con su esposa y sus dos hijas. Hoy, Adolfo Suárez es el rector del Seminario Adventista de Teología de la División Sudamericana. Dios no responde las oraciones que no se hacen ni cumple los sueños que no se sueñan.
Gracias a Dios que en Cristo fuimos elegidos por él para la salvación desde antes de la fundación del mundo. Es maravilloso ser hijo e hija de un Dios que desea salvarnos, al costo de la sangre de su único Hijo.