“Y si no…”
“Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:18).
¿Quién no recuerda haber leído en la Biblia la frase: “Y si no…”? Esas tres palabras forman parte de uno de los textos más reveladores de las Escrituras. De acuerdo con la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento, en el año decimoctavo de su reinado Nabucodonosor “hizo una estatua de oro” y ordenó que todos tenían que “inclinarse y adorar la estatua de oro” (Dan. 3:1, 5, NVI). Que los babilonios eran expertos en construir ese tipo de imágenes queda confirmado por las declaraciones del historiador Heródoto, que afirmó haber visto dos grandes imágenes de oro durante su visita a Babilonia.⁹⁶
El rey ordenó que todos se inclinaran ante la estatua y que quien se negara a rendirle culto a la imagen, fuera lanzado al horno de fuego. Y se sabe que Nabucodonosor era capaz de eso y más. En Jeremías 29:22 la gente recordaba a Sequedías y Acab (que no son los reyes), “a quienes asó al fuego el rey de Babilonia”. Quizá el miedo a morir en las llamas haya sido la razón por la que todos los participantes, excepto tres jóvenes, expresaron su tributo a la idolátrica imagen.
Sadrac, Mesac y Abed-nego no se doblaron ante la estatua, y de inmediato el rey los amenazó con la pena de muerte. Fue entonces cuando pronunciaron las célebres palabras: “Nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tus manos, rey, nos librará. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Dan. 3:17, 18). Aquí tenemos a creyentes que confían plenamente en el poder divino, pero como no saben cuál es la voluntad del Señor respecto al asunto, su confianza en Dios permanecerá firme aun cuando lo que ocurra no sea lo que ellos desean. Estos muchachos nos enseñan que la fe en Dios y nuestra fidelidad a él son incondicionales.
Quizás te hayas preguntado: ¿Y si no me sana? ¿Y si no me da el trabajo? ¿Y si no hace el milagro que quiero? ¿Cuáles son los “y si no…” que forman parte de tu experiencia? Comprométete hoy a afirmar: “Y si no recibo lo que estoy pidiendo, igualmente seguiré siendo fiel a Dios”.
96 John Joseph Collins y Adela Yarbro Collins, Daniel: A Commentary on the Book of Daniel, “Hermeneia–A Critical and Historical Commentary on the Bible” (Mineápolis: Fortress Press, 1993), p. 180.