“Yo me acercaré a Dios”
“Yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor. Tú, Señor y Dios, eres mi refugio, y he de proclamar todo lo que has hecho” (Salmo 73:28, DHH).
Dice el doctor Jordan B. Peterson, uno de los intelectuales más influyentes de nuestro tiempo, que una de las reglas esenciales de la vida es “trabar amistad con personas que quieran lo mejor para ti”.²¹⁸ Parece algo muy simple y básico, pero ¿será tan sencillo cumplir esa regla? Conozco personas que han tenido experiencias tan amargas con sus “amigos” que han llegado a la conclusión de que no es posible encontrar gente que de verdad quiera lo mejor para ellos.
Si tus amigos terrenales no han demostrado que quieren lo mejor para ti, debes saber que tienes un Amigo en los cielos que sí está interesado en que te vaya bien durante tu paso por esta tierra. “Amístate ahora con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien” (Job 22:21, RVA). ¿Te has dado cuenta de la promesa si te haces amigo de Dios? “Te vendrá bien”. Y es que nuestro Creador es ese amigo que genuinamente desea que nos vaya bien en todo, que procura nuestra felicidad, que desea lo mejor para nosotros. Asaf, el salmista, captó muy bien esto al escribir: “¿A quién tengo en el cielo? ¡Solo a ti! Estando contigo nada quiero en la tierra” (Sal. 73:25, DHH). El uso de cielo y tierra es una figura retórica para referirse a todo el universo. El que tiene a Dios lo tiene todo. Por eso, el salmista agrega: “Yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor” (vers. 28, DHH). La palabra “acercarse” encierra la idea de establecer una relación íntima. A causa de que Dios es el amigo que quiere lo mejor para ti, establecer una relación íntima con él es lo mejor que puedes hacer.
Ahora bien, teniendo en Dios a ese amigo ideal, ¿no podríamos nosotros convertirnos en la clase de amigos que desean lo mejor para los demás? Tener un amigo en el cielo debería convertirnos en amigos de nuestros congéneres aquí en la tierra. Modificando un poco la propuesta de Peterson, podríamos decir que una de las reglas esenciales de la vida es:
“Acepta a Dios como el amigo que quiere lo mejor para ti, y conviértete tú en el amigo que quiere lo mejor para alguien”. Que las dos cosas ocurran es lo mejor.
218 12 Rules for Life: An antidote to chaos (Canadá: Penguin Random House, 2018), pp. 67-84.