La palabra de Dios tiene poder
“Jesús lo reprendió diciendo: ‘Cállate y sal de él’. Entonces el demonio […] salió de él y no le hizo ningún daño” (Lucas 4:35).
Todo lo que Jesús hizo y todo lo que dijo tenía el propósito de mostrarnos cómo es Dios. Y en el retrato de hoy se nos muestra cómo es el Dios que tiene dominio sobre las fuerzas del mal, que libera a sus hijos de ellas y que transforma vidas con el poder de su palabra.
La venida de Cristo a este mundo fue la evidencia más contundente de que Dios no dejaría que Satanás intentara destruir a los humanos sin ninguna oposición, ni tampoco le permitiría controlar este mundo. Desde el mismo nacimiento de Cristo, Satanás desató una guerra sin cuartel, usando todos los medios y personas a su alcance para tratar de frustrar el plan divino. Tan pronto como Jesús comenzó su ministerio público, el enfrentamiento fue personal. Primero en el desierto, donde el enemigo fue vencido; después enardeció a una multitud en Galilea para que apedrearan a Jesús, pero el Señor salió ileso; y ahora, Jesús se lo encuentra de nuevo en Capernaúm, tratando de destruir a un hombre que estaba en la sinagoga. De inmediato, Jesús le ordena que salga del hombre. Esta orden implica que Satanás no es el dueño de las personas, sino que usurpa un lugar que no le ha sido dado voluntariamente.
Luego, leemos: “El demonio, derribándolo en medio, salió de él y no le hizo ningún daño. Todos quedaron maravillados y decían: ‘¡Qué poderosa es la palabra de este hombre! ¡Con qué autoridad manda a los espíritus impuros y le obedecen!’ ” (Luc. 4:35, 36). Esa es la palabra de nuestro Dios: llena de poder y autoridad, incluso sobre las fuerzas del mal que parecen gobernar este mundo caído. “Como señala Lucas, no era solo su manera de expresarse y responder preguntas, sino que Cristo hablaba con autoridad en todo lo que decía. La palabra de Dios (y de Cristo) tiene una cualidad propia de autenticidad que la distingue de toda palabra u opinión meramente humana. Las palabras de Cristo tienen, además, el poder de transformar vidas, ilustrado de modo impactante por la expulsión de espíritus demoníacos ‘con la palabra’ ”.32
Los hijos de Dios no debemos vivir con temor de que el enemigo pueda tomar el control de nuestras vidas, sino con fe en que la Palabra de Dios puede vencer a Satanás y transformarnos a nosotros.
32* Comentario bíblico de Andrews, nota a Lucas 4:31-37.