Puro talento
“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales” (1 Corintios 12:1).
En 1 Corintios 12, hay al menos cinco principios esenciales:
1. Todo cristiano necesita conocer el tema de los dones espirituales, porque los dones permiten la participación activa en la misión que Cristo dejó a su iglesia.
2. Hay diversidad de dones y diversidad de servicios, o ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de realizaciones, pero el mismo Dios opera todo en todos.
3. El Espíritu Santo distribuye dones para todos como él quiere.
4. Así como el cuerpo humano tiene varias partes, pero todas ellas forman un solo cuerpo, de la misma manera los dones de Dios conforman el cuerpo de Cristo.
5. No podemos recibir todos los mismos dones por dos razones: primero, la iglesia, como cuerpo, necesita desarrollarse en todos los aspectos para cumplir su misión completamente. En segundo lugar, el Espíritu Santo resolvió distribuir diversos dones como la mejor forma de fortalecer a la iglesia.
Dios nos desafía a utilizar los dones que el Espíritu Santo nos ha concedido con el propósito de que podamos ayudar a fortalecer a la iglesia, mantener su unidad y colaborar personalmente en el cumplimiento de la misión.
Cierta vez, la BBC News Mundo presentó un informe titulado: “¿Por qué odiamos a las avispas y amamos a las abejas?” La visión negativa sobre las avispas es injusta, porque son tan beneficiosas para el medio ambiente como las abejas. Polinizan flores, cumplen una función clave matando y comiendo otros insectos considerados pestes, y reducen así el uso de pesticidas.
Las avispas causan aversión en muchos, mientras que las abejas son apreciadas por la mayoría. Una encuesta realizada en 46 países y publicada en la revista Ecological Entomology revela que las palabras más asociadas a las avispas son “peligrosas”, “picadura” y “molestas”. Para las abejas, en cambio, fueron “miel”, “flores” y “polinización”. “La abeja y la avispa liban las mismas flores, aunque no logran la misma miel”, describió Joseph Joubert.
Aunque parecidas, son diferentes; y aunque diferentes, son parecidas. No es una u otra; es una y la otra, cada una haciendo su aporte. Necesitamos “avispas” y “abejas” que nos ayuden a terminar con las pestes del pecado y a endulzar el mundo con la miel del evangelio.