“La garantía de nuestra herencia”
“Fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es la garantía de nuestra herencia” (Efesios 1:13, 14, RVC).
Un día Judá, el principal antepasado de Cristo, se encontró con una mujer en un camino poco transitado. De inmediato entró en diálogo con ella y le propuso que tuvieran relaciones sexuales. La mujer aceptó la propuesta de Judá, pero le preguntó: “¿Cuánto me pagarás por tener sexo conmigo?” (Gén. 38:16, NTV). Judá ofreció enviarle un cabrito de su rebaño. Entonces la mujer le dijo: “Dame una prenda, hasta que lo envíes” (vers. 17). Y Judá le entregó su sello, su cordón y el bastón como garantía de que cumpliría con lo pactado. Así que pasados unos días, Judá envió el cabrito a la mujer, pero no la encontraron. La mujer no tenía el cabrito, pero tenía la prenda que le daba derecho a recibir ese cabrito.
Muchos años después, Pablo escribió a los efesios y les dijo: “También ustedes, luego de haber oído la palabra de verdad, que es el evangelio que los lleva a la salvación, y luego de haber creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Efe. 1:13, 14, RVC).
Quizá te estés preguntando: “¿Qué tienen en común la historia de Judá y Tamar con lo que Pablo dice en Efesios 1?” Pues sucede que en Génesis 38:17, la versión griega del Antiguo Testamento usó la palabra arrabón para referirse a la prenda que Judá le entregó a Tamar como garantía de que iba a cumplir su promesa. Y en Efesios, Pablo utiliza la misma palabra griega, arrabón, para referirse al Espíritu Santo. En otras palabras, un día Dios te encontró por el camino, te ofreció la vida eterna, la posibilidad de vivir en un mundo nuevo, y para que no tengas dudas de que cumplirá su palabra, el Señor te dio el Espíritu Santo como un adelanto que te garantiza que vas a recibir lo que él te prometió.
La presencia del Espíritu en nuestra vida constituye esa prenda anticipada que nos da la certeza de que recibiremos la gloria venidera. ¿Tienes esa prenda contigo? Si te hace falta, dile al Señor que llene tu corazón con su Santo Espíritu. Y él lo hará.
Muy bonita reflexión abeses no sabemos berdademremente que es tener a Jesús y no sabemos cómo podemos sentir el santo espíritu ‘ y andamos de doble anino’
No se si estoy siendo algo grotesca o solo mi mente es la que dice, pero comparar eso con el espíritu santo como ejemplo no me gustó la lectura, pero lo que sí sé es que todas las promesas de nuestro padre se cumplen a su tiempo.