Castillo fuerte es nuestro Dios
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1).
Cuando veo en la televisión tantos desastres naturales, puedo darme cuenta de que, muchas veces, las personas en situación de emergencia mueren porque no les llegó el auxilio que necesitaban, o les llegó tarde. En contraste con esto, es maravilloso saber que, para los “desastres” de la vida, los cristianos tenemos en Dios un auxilio que llega pronto, un refugio donde resguardarnos y una fortaleza para que nos sintamos seguros.
Nadie puede deslizarse por la vida sin tener que enfrentar pruebas, dificultades, e incluso tragedias sin sentido. Y es en esas situaciones duras cuando muchas personas se enojan con Dios y abandonan la fe. Estoles sucede porque habían interpretado el evangelio en el sentido de que promete mantener sus vidas en una constante y feliz tranquilidad, a cambio de obediencia. Según ellos, si Dios fuera real, no permitiría que les sucedan ciertas cosas a sus hijos que llevan su nombre. Pero nuestro Dios, que no miente, nunca nos ha presentado un cuadro distinto de lo que sucede en el mundo. De hecho, la Biblia es un libro muy realista, que nos avisa claramente sobre la realidad que vivimos: estamos inmersos en un mundo de pecado, en un conflicto cósmico, en una guerra que se libra entre el bien y el mal. Cuando nos dice que Dios será nuestro pronto auxilio, está de hecho reconociendo que tenemos que esperar la presencia de tribulaciones y problemas. La vida cristiana no es un llamado a estar las 24 horas del día felices. La Biblia no presenta el evangelio de la prosperidad.
Nunca lleguemos a la conclusión de que debemos abandonar nuestro caminar con el Señor porque estamos teniendo problemas. Adondequiera que vayamos en este mundo, tendremos tribulaciones y aflicciones, y esto ya el propio Cristo nos lo adelantó (lee Juan 16:33). Por eso nos prometió que en él tendremos paz. Ese es precisamente el enfoque del Salmo 46:1 en la tribulación, tendremos paz en Dios, porque él es nuestro refugio seguro, quien nos dará la fuerza para vivir situaciones difíciles sin perder la fe.
De paso, fue precisamente el Salmo 46:1 el que inspiró a Lutero la letra del himno “Castillo fuerte es nuestro Dios” después de que Viena se librara del asedio de los turcos en 1529.2 Si tú vives en este momento un asedio, una guerra, una tragedia, una crisis, un problema grave, no mires la tormenta, pon tus ojos en el Refugio, en el Castillo fuerte, en Dios.
2* Biblia de estudio de Andrews, p. 675.