Una alegoría sobre los pactos
“Pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; pero el de la libre, en virtud de la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos” (Gálatas 4:22-24).
Por medio de una alegoría, Pablo quiere explicar, o ilustrar, la condición de esclavitud espiritual de los gálatas. Se denomina “alegoría” a una narración en la que las personas, las cosas y los hechos tienen un significado metafórico o simbólico.
Veamos brevemente los hechos históricos relatados en Génesis 12 al 21 usando la edad de Abraham como referencia.
A los 75 años: Abraham es llamado por Dios para ir a Canaán, y Dios le promete muchos descendientes. Abraham y Sara querían hijos, pero Sara era estéril.
A los 85 años: La promesa se demoraba, y Sara se impacienta y sugiere a Abraham que se relacione con Agar, su esclava, para tener un hijo de ella. Esto era legal en aquella sociedad, pero no era la voluntad de Dios; sin embargo, Abraham aceptó y tomó a Agar por mujer.
A los 86 años: Agar queda embarazada y Sara enfurece. Agar se ve obligada a huir. Nace su hijo y lo llamaron Ismael.
A los 99 años: Dios reitera su promesa a Abraham y Sara.
A los 100 años: nace el hijo de la promesa, y lo llaman Isaac (“risa”). Esto va a crear un problema de rivalidad con el otro hijo, Ismael (que ya tenía 14 años); problema que a través de sus descendientes llega incluso hasta el día de hoy.
A los 103 años: Isaac (de tres años) fue destetado y le hicieron una fiesta para celebrarlo. Como Ismael se burlaba de su medio hermano, tanto él como Agar salen del hogar.
Pablo extrae de los hechos históricos lecciones espirituales de fe y libertad, en oposición a las obras y la esclavitud. Sara representa un pacto de fe a partir de una promesa; Agar representa el pacto de las obras. Abraham y Sara quisieron “ayudar” a Dios, a raíz de la demora en el cumplimiento de la promesa y su propia imposibilidad, su edad y la esterilidad.
Abraham intentó llevar a cabo el plan de Dios por medio de Agar y su hijo Ismael. Esa fue su manera de hacerlo, pero no la de Dios. No es el plan de Dios que la salvación del hombre se alcance por las obras de la Ley, por la sencilla razón de que es imposible hacerlo. Pablo muestra que mientras el hombre dependa de las obras de la Ley para salvarse no podrá librarse de la esclavitud.
La gran lección que aprendemos es que las cosas tienen que ser hechas siempre a la manera de Dios, y no la nuestra.