Matutina para Adultos | Martes 04 de Marzo de 2025 | Engañado por el espejo

Matutina para Adultos | Martes 04 de Marzo de 2025 | Engañado por el espejo

Engañado por el espejo

«Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8: 32, DHH).

Al lado del buzón donde recibimos el correo, en el cruce entre dos calles, como una señal de tráfico más, hace poco instalaron un espejo cóncavo que permite ver si algún vehículo se acerca por la calle de al lado.

Poco tiempo después de instalarlo, un día, cuando iba a recoger mi correo, me encontré con un pajarillo que picoteaba el espejo. Prestando más atención a la escena, me pareció comprender que la avecilla estaba enredada en un extraño diálogo con su propio reflejo. Era como si intentara introducirse en el mundo que le parecía ver al otro lado de esa supuesta puerta redonda.

Durante muchos días seguidos me encontré al pajarillo obstinado en esa infructuosa tarea, empeñado en meterse en un mundo irreal, engañado por el espejo. Hasta que un día ya no volví a ver sus inútiles esfuerzos: yacía muerto en el suelo.

La realidad no era lo que creía ver. La realidad era otra. Pero el pobre pájaro, fascinado, no lo sabía y perdió la vida en el empeño. Queriendo —sin saberlo— escapar de su mundo real para entrar en un mundo quimérico, se quedó sin el uno y sin el otro.

Un día Jesús también tuvo que lamentar los esfuerzos de unos fariseos obstinados en tomar por real un mundo inventado de leyes y preceptos, de caminos utópicos por imposibles y de exigencias inalcanzables, que poco tenía que ver con la libertad a la que Dios nos llama a todos. Creían ver en su Biblia lo que no estaba allí. Jesús lamentaba que no vieran en la revelación divina lo que debía ser evidente. Como si estuvieran ciegos, se negaban a abrir los ojos a otra percepción de la realidad: «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían culpa de sus pecados. Pero como dicen que ven, son culpables» (Juan 9: 41, DHH).

El sabio Salomón, en el libro de los Proverbios, que es como un manual de educación práctica para la vida cotidiana, ya lo había advertido: «No seas sabio en tu propia opinión» (Prov. 3: 7). Porque «hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte» (14: 12).

Señor, enséñame a ver, gracias a tu Palabra, la realidad a la que me invitas, más allá del espejo de mis propias convicciones equivocadas.

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