El Dios que nos reaviva
“Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús habita en ustedes, el que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también sus cuerpos mortales, por medio de su Espíritu que habita en ustedes” (Romanos 8:11).
La extraordinaria noticia de la resurrección de Cristo no solo representa la derrota literal del poder de la muerte en el futuro (es decir, no solo es la garantía de que los que creen en Cristo, aunque mueran, volverán a vivir), sino también tiene implicaciones para nuestro crecimiento y triunfo espirituales aquí y ahora.
Lo que nos dice el apóstol Pablo en el texto de hoy es que Dios está listo para poner en acción el mismo poder que obró en la resurrección de Cristo, con el propósito de hacer revivir todo aspecto de nuestra espiritualidad que esté muerto ahora mismo. Por medio de su Santo Espíritu, que mora en nosotros por haber aceptado a Cristo como Señor y Salvador, se obrará una vivificación total en nuestro ser. En otras palabras: Dios no solo nos volverá a la vida, después de que muramos físicamente, en el día de la resurrección, sino además es su plan reavivarnos ahora mismo por medio de la obra del Espíritu Santo en nuestro interior. Este es el único, verdadero y auténtico reavivamiento espiritual del que tanto se habla hoy en día. ¡¿Y qué creyente no necesita un reavivamiento espiritual hoy, ahora?!
Debido a esta decisión de Dios de usar su poder ilimitado para poner en nosotros vida espiritual, todo creyente puede crecer en su experiencia con Dios. Nadie tiene que permanecer esclavizado por un pecado, un mal hábito, o por los ataques directos del propio Satanás. Tal vez hoy estamos muertos espiritualmente, pero no tenemos que permanecer así. Si entregamos nuestra vida a Cristo, él envía a su Espíritu para que more en nosotros, trayendo consigo el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos. No hay ningún aspecto de tu vida que, bajo el control del Espíritu Santo, no pueda ser vivificado. Tu tarea más importante es asegurarte de mantenerte en Cristo cada día, para que su Espíritu obre en ti. Esto es vivir en el Espíritu, y no en la carne.
El cristianismo no es la religión de un grupo de personas que desean amar y servir a Dios pero no pueden, debido al pecado que se ha enseñoreado de ellos. El cristianismo es la religión de un grupo de personas que han sido perdonadas, limpiadas y aceptadas por Dios, y en las que el propio Dios mora permanentemente para darles vida espiritual abundante y creciente. ¡Alabado sea Dios!