Matutina para Adultos | Martes 21 de Enero de 2025 | Aprendiendo de A

Matutina para Adultos | Martes 21 de Enero de 2025 | Aprendiendo de A

Aprendiendo de A

Así que cualquiera que se humilla como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mi recibe. (Mat. 18:4,5)

A es como un niño, a pesar de que hace muchos años abandonó su infancia biológica. Razona como un niño y actúa como un niño. Todos en su entorno lo tratan tan bien que no creo que nunca descubra que es en varios aspectos, diferente a otros de su edad.

Trabaja todas las mañanas y tiene una vida muy metódica, ordenada, sencilla y aparentemente satisfactoria. Sonríe mucho y se le ve mucho más sereno y feliz que a la mayoría de quienes tenemos la bendición de conocerlo.

A disfruta ayudando a otros. Dos o tres veces por semana colabora con un equipo de ADRA recogiendo alimentos de los grandes almacenes y repartiéndolos entre las familias necesitadas de la ciudad. Pone el corazón en todo lo que hace y suele hacerlo siempre bien.

Su corazón es puro, inocente y sensible. Se apena por el sufrimiento ajeno y desea que Jesús vuelva para que ya nadie tenga que sufrir. Carece de cualquier forma de orgullo. Le preocupan muy poco las apariencias. Siempre es transparente y sincero. Siempre confía en Dios.

Libre de las complejidades de nuestros razonamientos intelectuales, cuando él acude a Cristo lo hace como un niño. Creo que conoce a Dios mejor que muchas personas y tiene una relación con él que nos cuesta alcanzar a los que somos más cerebrales.

En mis momentos de dudas y de lucha, envidio la paz y la fe de A. Tengo que admitir que está más cerca de Dios de lo que yo a veces percibo en mí mismo. Y entonces me doy cuenta de que quien está, en el fondo, menos capacitado, no es A sino yo.

Mis obligaciones, mis temores, mis circunstancias, ¿no son acaso discapacidades para confiar como A en el cuidado divino? ¿No será que A ha aprendido cosas muy elementales, pero muy importantes, que yo no he conseguido todavía aprender?

Un día, cuando los misterios de esta vida nos sean revelados y comprendamos por fin la vida que Dios deseaba para nosotros, sin duda entenderemos lo que Jesús quería enseñarnos cuando dijo que si no volvíamos a ser como niños (¿como A?) no entraríamos en el reino de los cielos.

Señor, hoy deseo que me enseñes a ser como un niño, porque deseo estar con A en tu reino.

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