No deja caído al justo
“Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará, jamás deja caído al justo” (Salmo 55:22).
En este mundo, las cosas no ocurren de acuerdo al plan original de Dios. Jesús mismo reconoció este hecho cuando enseñó a sus discípulos a orar pidiendo que la voluntad de Dios se materializara en la Tierra así como se materializa en el cielo (lee Mat. 6:10). Esto nos ayuda a entender por qué a los hijos fieles de Dios, aquí, en la Tierra, nos ocurren cosas negativas y dolorosas, y por qué hemos de llevar cargas que nos agobian y sufrir caídas espirituales.
Llevar el nombre de “cristianos” pesa mucho. Debemos mantenernos conscientes de que el mundo no está listo para favorecer a las personas que quieren vivir para la gloria de Dios; por el contrario, deberíamos esperar hostilidad y rechazo, así como le sucedió a nuestro Maestro. Con razón Jesús nos advirtió sobre que el que no está dispuesto a llevar su cruz y a ir en pos de él, no puede ser su discípulo (Luc. 14:27). Pero hay una buena noticia: ¡nuestro Dios sostiene al que está cargado y levanta al que ha caído!
La Biblia no enseña que cuando vas a Dios dejas de tener cargas, se terminan para ti los problemas o no experimentarás más caídas. Lo que nos asegura es que, sea como fuere de pesada y difícil la carga que nos toque llevar, Dios nos sostendrá. Esto es lo que Pablo enseña cuando escribe que “fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla” (1 Cor. 10:13).
Muchas veces pedimos a Dios que nos quite la carga, cuando lo que él ha prometido es sostenernos para que la carga no nos derribe. La Biblia no nos dice que el justo no caerá. Aun cuando algunos se alarman si alguien en la iglesia comete un error, deberíamos aceptar el hecho innegable de que en este mundo todos experimentamos caídas. Lo que las Escrituras nos aseguran es que, en el caso del creyente que se entrega por completo a Dios, aun si llegara a caer, no quedará caído para siempre porque Dios lo levantará. Nuestra oración debe incluir pedir a Dios que nos libre de caídas y que, si caemos, nos levante conforme a sus promesas.
No sé si en otros planetas aprecian esto, pero aquí, en la Tierra, donde reinan el pecado y la maldad, es maravilloso tener a un Dios que sostiene al que va cargado y levanta al que ha caído.