Matutina para Adultos | Miércoles 05 de Marzo de 2025 | Plantas de plástico

Matutina para Adultos | Miércoles 05 de Marzo de 2025 | Plantas de plástico

Plantas de plástico

«No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos […]. Así que por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7: 16-20).

El 5 de marzo de 2020 se hizo viral, a través de Facebook, la historia de Caelie Wilkes, una mujer que estuvo regando una planta durante años y al ver que no crecía ni daba flores, la examinó mejor y se dio cuenta de que en realidad era de plástico. Esta insólita y banal noticia no tardó en hacerse tendencia en diversas redes sociales; sobre todo, en países como Estados Unidos, España y México.

«He tenido esta hermosa planta durante aproximadamente dos años. Estaba muy orgullosa de ella. Tenía un magnífico color, era simplemente una planta perfecta, pero al sacarla de su recipiente original descubrí que era falsa», escribió Wilkes en su publicación de Facebook.

Hay plantas de plástico que pueden parecer tan reales como las orgánicas y a veces eso confunde a algunas personas antes de comprarlas. Sin embargo, dejarse engañar por una de esas plantas artificiales hasta el punto de regarla durante dos años, es bastante extraño. Personalmente, esta anécdota me enseña, por una parte, lo «perfectas» que pueden ser algunas imitaciones; y por otra, que para no dejarnos engañar tenemos que examinar a fondo la verdad de lo que creemos.

En tiempos de Jesús no había plantas de plástico, pero había falsos profetas que pretendían engañar con sus apariencias. Había también hermosas higueras y magníficas vides que a veces se perdían de vista bajo invasivos matorrales y abrojos que, en cultivos abandonados, solían parasitar a los árboles. Bastaba con retirar su follaje y apartar los abrojos para descubrir el árbol de donde procedían, en realidad, los buenos frutos.

No siempre es fácil distinguir la verdad del error. Jesús nos da aquí unas pautas muy valiosas para reconocer a los falsos profetas, es decir, para identificar a quienes pretenden hablar de parte de Dios pero solo tienen de espirituales las manifestaciones externas. Cuando examinamos a fondo sus frutos, no dejándonos impresionar por sus palabras, veremos de manera incuestionable que en el fondo solo hay espinas que hieren y abrojos que ahogan.

Señor, ilumíname para que no me deje engañar por creyentes «de plástico» ni me deje enredar por sus espinos y abrojos. Y produce en mí frutos por los que puedan conocerte a ti, el mejor árbol que existe.

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