“Para aprender sabiduría y doctrina”
“Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel, para aprender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes” (Proverbios 1:1, 2).
Rosalind Picard creía con toda sinceridad que no necesitaba a Dios. Como investigadora del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts, ella daba por sentado que la religión es para gente ignorante y que el ateísmo la colocaba en el nivel de las personas pensantes. Un día se dio cuenta de que una mujer culta como ella no podía darse el lujo de no haber leído un libro tan popular como la Biblia, así que decidió leerla.
Al comenzar a leer la Palabra de Dios, “esperaba encontrar milagros fraudulentos, criaturas ficticias y muchas palabrerías”; sin embargo, quedó gratamente sorprendida al descubrir que el libro de Proverbios era una obra llena de sabiduría. La lectura de la Biblia la llevó por un viaje que la puso en contacto directo con la Fuente de la verdadera sabiduría. En la actualidad, la doctora Picard es fundadora y directora del Grupo de Investigación en Computación Afectiva en el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts y comparte el insondable amor de Dios con pacientes que batallan con problemas de salud. La mujer que suponía que era demasiado inteligente para creer en la existencia de Dios reconoció haber sido una ignorante al rechazar “a la Mente más grande del cosmos: el Autor de toda la ciencia, las matemáticas, el arte y todo conocimiento”, y hoy se deleita en seguir aprendiendo y explorando junto a su compañero más increíble, Dios.¹⁷⁰
Me imagino que la doctora Picard quedó impactada con las primeras declaraciones que encontramos en el libro de Proverbios: “Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel, para aprender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, para adquirir instrucción y prudencia, justicia, juicio y equidad; para dar sagacidad a los ingenuos, y a los jóvenes inteligencia y cordura. El sabio los escucha y aumenta su saber, y el inteligente adquiere capacidad” (Prov. 1:1-5). ¿Acaso no nos hemos dado cuenta de todas las ventajas que nos ofrece la lectura de la Palabra de Dios? Las Escrituras nos ayudan a conocer las doctrinas, pero también nos ofrecen sabiduría, prudencia, juicio, equidad, inteligencia, cordura, conocimiento y capacidad.
La lectura de la Biblia te hará “perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:17). Tú y yo necesitamos la sabiduría que encontró la doctora Picard, y tenemos que hacer lo que hizo ella: leer la Palabra de Dios.
170 Rosalind Picard, “I Got Smart and Took a Chance on God”, Christianity Today (abril de 2019), pp. 71, 72.
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