Matutina para Adultos | Miércoles 18 de Diciembre de 2024 | Dios quiere que todos sean salvos

Matutina para Adultos | Miércoles 18 de Diciembre de 2024 | Dios quiere que todos sean salvos

Dios quiere que todos sean salvos

“Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, que desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3, 4).

En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo estaba dando instrucciones acerca de la oración, pidiendo a los miembros de la iglesia cristiana primitiva que oraran por todos los seres humanos, incluyendo en sus oraciones a “los reyes y por todos los que están en eminencia” (vers. 2). ¿Por qué consideraba Pablo necesario orar por las autoridades? “Para que tengamos un ambiente de paz y tranquilidad, donde sea posible adorar y respetar a Dios” (vers. 2, PDT). Según el apóstol, a Dios le agrada esto y lo considera bueno, porque “desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (vers. 4). Dios considera bueno que las autoridades (del país, de la empresa, de la iglesia y de la familia) ejerzan su influencia de tal forma que las personas vivan tranquilas, sin situaciones desequilibradoras, en un entorno que favorezca todo lo que es correcto y donde las cosas se hagan con “honestidad” (RV 95), “integridad” (JBS), “piedad y dignidad” (LBLA, DHH).

Pablo deja ver que la principal razón por la que Dios aboga por esto es porque quiere que todos tengamos acceso a la verdad, sin ningún tipo de impedimento, para que podamos ser salvos. Esto quiere decir que la obra de Dios necesita paz y un entorno de estabilidad general para todos. Dios no es un Dios de caos, desórdenes, abuso de autoridad, corrupción, ni mucho menos de persecución o componendas para coartar la libertad de conciencia.

En la cosmovisión cristiana, la autoridad debe ser usada siempre para procurar el bienestar de las personas en primer lugar, y luego para apoyar todo lo que sea bueno, actuando en todo momento con honestidad/integridad/piedad/dignidad. Sin duda las naciones serían mejores si este ideal divino se cumpliera, y también serían mejores las familias y la iglesia. El bienestar que Dios desea para nosotros tiene el propósito de que lo aprovechemos, no para vivir acomodados y mirándonos a nosotros mismos, sino para ir a cada persona, a cada familia, a cada ciudad, a cada nación, a cada tribu, a cada lengua y a cada pueblo, para compartir la verdad, “pues él quiere que todos sean salvos” (1 Tim. 2:4, NVI). ¿Estás aprovechando la oportunidad de la paz social que disfrutas para difundir las buenas nuevas de salvación?

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