¿Vacación o vocación?
“Considerad, pues, hermanos, vuestra vocación” (1 Corintios 1:26).
La palabra “vocación” significa un llamamiento divino para desempeñar una misión. Para Pablo, es la respuesta al llamado del Señor y la motivación que la persona siente, procedente de Dios, para llevar adelante una vida religiosa. Entonces, “vocación” ¿es el llamado a realizar un trabajo puntual o es algo de toda la vida? ¿Es un asunto profesional particular y parcial o es completo e integral?
Algunos entienden por vocación la inclinación a ser pastor o ministro religioso. Pero Pablo no se refería solo a los pastores, sino además a que todos los hermanos consideraran la vocación sin importar su oficio, trabajo u ocupación. Todo creyente tiene o debería tener su vocación. Si la vocación es el llamado de Dios, todo creyente tiene vocación de hijo misionero de Dios.
Por su parte, una “vacación” es una suspensión temporal del trabajo, de los estudios o de otras actividades habituales, para descansar. Si no estamos de vocación, entonces estamos de vacación. Es como dice J. Packer: “Nuestra vocación más alta y privilegiada es hacer la voluntad de Dios, en el poder de Dios, para la gloria de Dios”.
Para Pablo, vocación es tanto el llamado como la pasión que direcciona y envuelve el ser todo el tiempo y en todo lugar.
Pasé mis primeros 18 días de vida internado en un hospital, y cuando me dieron el alta fue porque los médicos dijeron a mis padres que ya nada podía la medicina hacer por mí. Debían llevarme a morir a casa. Mis padres oraron todo el camino, a su manera: “Si salvas a nuestro hijo, cuando sea grande te lo dedicaremos”.
Dios resolvió de manera milagrosa mi problema pulmonar y salvó mi vida. Por eso, siempre siento que soy deudor y con una vida prestada. Conocí esta historia después de decir a mis padres que quería ser pastor. Entonces, me contaron lo que Dios había hecho por mí. Dios me llamó a esta inmerecida y sagrada vocación, que por su gracia lleva ya más de cuatro décadas ejerciendo como pastor, pero que abrazo con gratitud para toda la vida.
Si tu vocación está de vacación, hoy terminó el tiempo. Recibe el ruego del apóstol a los creyentes como el ruego de Dios para ti, y vive como es digno de la vocación a la que fuiste llamado.