“El Dios de paz estará con ustedes”
“Sigan practicando lo que les enseñé y las instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo que me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes” (Filipenses 4:9, DHH).
El mono es un animal respetado en muchas culturas. En la India, por ejemplo, “las mujeres estériles se desnudan y abrazan la estatua de Hanūman, el mono sagrado, para volverse fecundas”. En Egipto son la encarnación de Thot, el dios de la sabiduría.¹¹⁴
Aunque para muchos, los monos son solo animales y no simbolizan nada en nuestra vida, admito que hace poco recibí una gran lección de ellos. Y es que compré una réplica de la famosa escultura japonesa “Los tres monos sabios”, de Jingoro. La escultura original fue realizada en 1636 y está ubicada en el santuario de Toshogu en Japón. El primero de los monos se tapa las orejas, y en la base de la escultura aparece el mensaje: No oigas el mal. El segundo mono se tapa la boca y lleva el letrero: No hables mal. Y el tercero se cubre los ojos y comparte este mensaje: No mires el mal.
No es un secreto que hemos tenido grandes problemas por no cuidar adecuadamente lo que oímos, decimos y vemos. Tres grandes avenidas que pueden ser instrumentos perfectos para contaminar nuestra alma. De ahí que poner en práctica el consejo que simbolizan estos tres monos podría ayudarnos a tener una vida genuinamente sabia.
A fin de evitar que oigamos, veamos y digamos lo que es malo, nos vendría bien seguir la recomendación del apóstol Pablo: “Piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza” (Fil. 4:8, DHH). Aunque este es un pasaje repleto de figuras retóricas, es innegable que el apóstol presenta con gran claridad la manera en la que debe pensar y actuar un hijo de Dios. Aquí tenemos el material que necesitamos para que nuestra mente tenga un buen control de calidad.
En el pasaje siguiente, Filipenses 4:9, Pablo nos asegura que si ponemos en práctica la recomendación del versículo 8, “el Dios de paz estará con” nosotros. ¡Qué maravillosa promesa! La realidad de esta maravillosa promesa debería ser la mayor motivación para que cuidemos lo que oímos, hablamos y vemos.
114 Jean Chevalier, Alain Gheerbrant, Diccionario de los símbolos (Barcelona: Herder, 1986), p. 1.087.