“De Jehová es el tener misericordia”
“De Jehová, nuestro Dios, es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado” (Daniel 9:9).
En 2011, uno de mis compañeros del almacén de IADPA, la editorial donde trabajo, me pidió que fuera a la bodega a revisar unos libros viejos que su hermana le había pedido tirar a la basura. La verdad es que no esperaba encontrar nada interesante, sin embargo quedé anonadado al encontrar allí la primera edición de las Obras completas de G. K. Chesterton.
Al leer a Chesterton, comprobé lo que muchos años antes había dicho Philip Yancey: “Con toda su extravagancia personal [la de Chesterton], se las ingenió para presentar la fe cristiana con más ingenio, buen humor y fuerza intelectual pura que cualquier otra persona en épocas recientes”.²³⁷ El London Times pidió a un grupo de escritores que prepararan una serie de ensayos que respondieran a esta pregunta: ¿Qué es lo que está mal en el mundo? Chesterton fue uno de los primeros en responder. Les dijo: “Queridos señores: Yo. Les saluda atentamente, G. K. Chesterton.²³⁸ Luego, en su obra Lo que está mal en el mundo, el escritor inglés desarrollaría más ese concepto.
El profeta Daniel declaró mucho antes que Chesterton: “Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos actuado impíamente, hemos sido rebeldes y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos los profetas”. Y al final agrega: “Inclina, Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias” (Dan. 9:5, 6). El caos no es culpa de los demás, sino de nosotros. Tú y yo estamos involucrados en ello.
Daniel deja claro que lo mío y lo tuyo es la maldad, el pecado, somos por naturaleza seres caóticos. Pero así como somos nosotros los que estamos mal en el mundo, del mismo modo Dios es el que nos puede arreglar. Daniel lo expresó así: “Nuestra es, Jehová, la confusión de rostro […] porque contra ti pecamos. De Jehová, nuestro Dios, es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado” (vers. 8, 9).
Como yo soy lo que está mal en el mundo, entonces requiero a un Dios que tenga misericordia de mí. Esa misericordia traerá orden al caos que yo he provocado.
237 Sobreviviente: A pesar de todo mi fe sobrevive (Miami: Editorial Unilit, 2003), p. 85.
238 Ibíd., p. 84.