Matutina para Adultos | Sábado 19 de Abril de 2025 | Escoger la mejor parte

Matutina para Adultos | Sábado 19 de Abril de 2025 | Escoger la mejor parte

Escoger la mejor parte

«Solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada» (Lucas 10: 42).

Jesús disfruta de la generosa hospitalidad de dos queridas hermanas. Marta asume las tareas habituales de la casa, mientras María, que se supone que debía ayudarle, adopta una actitud completamente inesperada para una mujer en aquel entorno: se instala a los pies de Jesús para escuchar sus palabras como hacían sus discípulos.

María desea estar lo más cerca posible de Jesús, aprovechar al máximo su presencia, aprender de él y gozar de la paz que emana de su persona.

Marta se agita, centrada en sus actividades. ¿Por presión social? ¿Por prejuicios infundados acerca de lo que es propio de su condición de mujer? Sea por lo que fuere, Marta es prisionera de la opinión de los demás, del qué dirán, de su reputación de ama de casa. No sabe disfrutar de la gracia, acoger la presencia de Cristo, dejarse amar, dejar que las bendiciones de Dios sacien las necesidades de su alma.

Marta, incluso en la presencia de Cristo, se siente dividida entre lo que hace y lo que quizá desearía hacer, descontenta, celosa de lo que vive su hermana, que ella es incapaz de acoger. No se siente realizada en sus tareas y se siente frustrada, quizá sin saber muy bien por qué. No se da cuenta de que se está perdiendo «la mejor parte» del día (y quizá de su vida). Y Jesús le abre los ojos con un cariñoso reproche.

Nosotros también podemos vernos en estas dos mujeres. A veces vivimos empeñados en nuestras obras, que nos dejan siempre insatisfechos, cuando podríamos disfrutar de las bendiciones de la gracia. No creo, sin embargo, que la intención de este texto sea destacar la superioridad espiritual de la contemplación sobre la acción, como ciertas tradiciones religiosas asumen.

Jesús repite el nombre de Marta dos veces, con suma ternura, como para llevarla al terreno de su yo profundo, de quién desea ella ser en el fondo. Así le recuerda que también es amada y que, por consiguiente, puede sentirse enteramente libre de escoger también lo mejor para su vida, que es la comunión con Jesús. Que «la mejor parte» no está en llevarse el premio a la mejor ama de casa de la ciudad, sino en disfrutar tan plenamente como su hermana María la presencia de Jesús en su vida.

Señor, deseo escoger hoy la mejor parte en todo lo que haga; es decir, deseo estar junto a ti, y aprender de ti en cada momento.

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