Hay un solo Dios y un solo mediador
“Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Tim. 2:5).
Lo mejor que les puede pasar a dos partes en conflicto es encontrar un mediador, un intermediario válido que ambas partes respeten y a quien, por tanto, le otorguen la confianza de que intervendrá sabiamente para llegar a un acuerdo que todos puedan aceptar. Por supuesto, para hacer una buena mediación es necesario que la persona cumpla al menos tres requisitos:
- conocer bien o tener una buena relación con las dos partes;
- representar adecuadamente a las dos, es decir, defender los intereses de ambas;gozar de la confianza de las partes por no estar parcializado.
En el caso del conflicto de los seres humanos con Dios, sencillamente el único que puede hacer esa obra de mediación es Cristo. Pensemos por ejemplo en un ángel, ¿podría un ángel entender algunas de las experiencias que vivimos los seres humanos, como la tentación, el desánimo, el fracaso, la debilidad o la muerte? Definitivamente un ángel entendería adecuadamente un solo lado, el de los seres no caídos, pero no el otro. ¿Y qué me dices de un ser humano? Descartado inmediatamente, ¿verdad? Porque ¿cuánto sabe un ser humano acerca de Dios como para poder representarlo fielmente en una mediación? ¿Cómo lograría dejar patente, por ejemplo, la perfección, la plenitud, la omnipotencia, la misericordia, el amor y la generosidad divinas? Le faltarían las palabras y la fuerza de convicción por su limitado conocimiento.
¿Y Jesucristo? Él sí es el perfecto mediador: ciento por ciento hombre y ciento por ciento Dios. Solo él es uno con Dios en propósito, poder, naturaleza y planes, a la par que se hizo uno con el hombre, viniendo a este mundo, siendo tentado en todo aunque sin pecar, y por lo cual puede ser un comprensivo y fiel representante nuestro. “Jesucristo es el único que es capaz de cumplir este papel singular: como Dios, puede representar correctamente a la deidad; como hombre, puede ministrar con simpatía en su favor”.34
¿Puedes imaginarte cuál sería nuestra situación sin la mediación de Cristo? Estaríamos incomunicados, separados para siempre de Dios por un abismo insalvable. Pero fue el propio Dios quien tendió el puente (Cristo) para unir ambos lados del abismo. Por medio de Cristo se abre para nosotros un camino. Caminemos por él cada día.
34* Diccionario bíblico adventista, p. 764.