Cantos que curan
“Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5:19).
Como cualquier madre, cuando Karen supo que estaba embarazada, hizo todo lo posible para ayudar a su otro hijo, Michael (de tres años) a prepararse para la llegada de la hermanita. Su hijito todos los días le cantaba cerca de “la barriga de su mamá”. Por eso, Michael ya amaba a su hermanita antes de nacer.
El embarazo se desarrolló normalmente. Finalmente llegaron las contracciones, pero el trabajo de parto de Karen demoró horas. Su hijita nació, pero con serias dificultades.
Con la sirena en el volumen máximo, la ambulancia llevó a la recién nacida a una Unidad de Terapia Intensiva (UTI). Los días pasaron y la bebé empeoraba. El médico dijo a los padres: “Prepárense para lo peor. Hay pocas esperanzas”. La alegría y la luz del nacimiento parecían esfumarse frente a la expectativa de tristeza y oscuridad del funeral.
Mientras tanto, Michael pedía a sus padres todos los días que lo llevaran a conocer a su hermanita. “Quiero cantarle”, decía. La segunda semana comenzó, y se esperaba que la bebé no sobreviviera hasta el final.
Michael continuaba insistiendo en que quería cantar a su hermana, pero no se permitía que los niños entraran en la UTI. Sin embargo, Karen decidió llevar a Michael al hospital de cualquier manera. Todavía no conocía a su hermana y, si no iba ese día, tal vez no la vería viva.
En la puerta, la enfermera no permitió que entrara y exigió que Michael se fuera de allí. Pero Karen insistió: “Él no se irá de aquí hasta que no vea a su hermanita”.
Finalmente, ingresó. Mientras Micheal cantaba, la respiración difícil de la bebé se fue haciendo suave. “Continúa, querido”, pidió Karen emocionada. La bebé comenzó a relajarse. “Canta un poco más, Michael”, dijo la mamá. La enfermera comenzó a llorar. “Tú me haces sentir feliz, aunque el cielo esté oscuro. Por favor, no te lleves mi sol”.
Al día siguiente, la hermana de Michael ya se había recuperado y en pocos días se fue a su casa. La Woman’s Day Magazine llamó a esa historia “El milagro de la canción de un hermano”.
Sabemos que la música ejerce siempre influencia y tiene poder. Elige muy bien lo que escuchas y cantas, y úsalo siempre para edificar y salvar.