Matutina para Adultos | Sábado 26 de Abril de 2025 | Oler bien

Matutina para Adultos | Sábado 26 de Abril de 2025 | Oler bien

Oler bien

«Cuando ustedes ayunen, no se hagan los tristes, como los hipócritas, que descuidan su apariencia para mostrar a los hombres que ayunan. De cierto les digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lávate la cara, de modo que no muestres a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará» (Mateo 6: 16-18, RVA15).

Tengo siempre ante mí, en mi despacho, una foto de mi abuelo R. Siempre con su cabello blanco bien peinado, su traje gris de tres piezas, camisa blanca, corbata listada, leyendo su Biblia bajo un almendro en flor. Para mí, una gran inspiración. Porque mi abuelo era un hombre muy misionero. Aceptado en la Iglesia Adventista por profesión de fe por los primeros misioneros adventistas que vinieron a España (los hermanos Francis y Walter Bond), a pesar de ser completamente sordo, fundó la Iglesia de Llíria (Valencia, España), una comunidad que ha cambiado varias veces de local, pero que después de ochenta años continúa tan viva y fraternal como siempre. Su talante acogedor e inclusivo es sin duda un factor muy importante de su éxito.

Curiosamente, cuando pienso en mi abuelo lo primero que me viene a la mente no es su físico agradable sino su olor: una fragancia a limpio de loción para después del afeitado (aftershave) que dejaba tras sí un rastro de frescura y distinción. Por supuesto que la clave del éxito evangelizador de mi abuelo no residía en su aroma. Pero sin duda que resultaba mucho más atrayente que el tufo a sudor rancio, o a ajos y cebollas de la halitosis de algunos hermanitos más conservadores y agresivos que presumen de ser hoy los mejores representantes de nuestra iglesia en la zona.

Acercarse a mi abuelo, lo recuerdo perfectamente, era percibir inmediatamente lo que Pablo llama «el grato olor de Cristo». Me resulta muy interesante observar que, para el Maestro, aun en los casos más extremos de tensión espiritual durante el ayuno, y contrariamente a las tradiciones religiosas de su pueblo, era preferible oler a perfume que a devoción beata.

Pablo da «gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento, porque para Dios somos grato olor de Cristo entre los que se salvan […], olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?» (2 Cor. 2: 14-16).

Señor, te pido hoy que mi vida espiritual sea para otros como un «olor de vida para vida».

Deja una respuesta