Matutina para Adultos | Sábado 5 de julio de 2025 | Dar la sangre

Matutina para Adultos | Sábado 5 de julio de 2025 | Dar la sangre

Matutina para Adultos

«Esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados» (Mateo 26: 28).

El día 19 de junio de 2019 Eugenio Baisón Domínguez recibió, de manos del rey Felipe VI de España, la Medalla al

Mérito Civil de ese año. Había donado sangre como voluntario en 161 ocasiones.

Su apostolado en favor de la donación sanguínea le ha valido numerosos reconocimientos públicos: ha sido nombrado Hijo Predilecto de Mairena del Aljarafe, la pequeña ciudad donde vive, premiado por la Asociación de Donantes de Sangre, Tejidos y Órganos de Sevilla (ADSTOS), así como por las federaciones andaluza y española de donantes de sangre, que lo distinguieron como Gran Donante.

Este hombre, que personalmente se considera «un hombre cualquiera, como todo el mundo», se ha destacado por su gran humanidad compartiendo su sangre, y concienciando sobre la necesidad de que nunca falte sangre en todos los hospitales y bancos de sangre de su entorno. Para ello ha llegado a organizar colectas de sangre hasta cincuenta veces al año.

«No sé si me lo merezco», relató a los periodistas, refiriéndose a la medalla, y subrayando que a él ser donante le ha hecho «muy feliz» y no necesitaba otro reconocimiento. A sus 71 años, Eugenio ya no dona, por razones de salud, pero da charlas de sensibilización a jóvenes para decirles que el sentimiento del deber cumplido al donar sangre es «lo mejor del mundo».

Desde su mayoría de edad hasta su jubilación no dejó de donar, incluso, en los peores momentos de su vida, tras sufrir dos gravísimas pérdidas familiares, la de su esposa y la de un hijo de seis años. Afirma haberlas superado poniéndose, más que antes, al servicio de los necesitados de una transfusión. Sus propias tragedias personales le reforzaron su convencimiento de que no puede faltar sangre en nuestros hospitales.

Eugenio es todo un ejemplo de solidaridad. Pero no solo por ostentar el récord de donaciones de sangre, sino por haber regalado vida en torno suyo de diferentes modos y, sobre todo, dando conferencias, concienciando y promoviendo la donación sanguínea en institutos, colectivos vecinales, universidades y adonde le lleve su corazón solidario.

Podemos decir que en él la solidaridad se ha convertido en una constante vital. Me emociona oírle asegurar que le

«basta la alegría de saber que le salvó la vida a alguien o ayudó a mejorar su salud».

Señor, tu diste tu sangre por mí. Enséñame a compartir con otros alguna de las múltiples bendiciones de que disfruto.

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