“Tú estarás conmigo”
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmo 23:4).
El 6 de enero de 2021 se produjo un incidente insólito en la historia democrática de los Estados Unidos. Un grupo de simpatizantes del presidente Donald Trump asaltaron el Capitolio e interrumpieron una sección conjunta de las dos cámaras legislativas a fin de evitar que el Congreso certificara el triunfo electoral de Joe Biden. Los videos muestran cómo los manifestantes iban destruyendo todo cuanto encontraban a su paso. Rompieron ventanas y oficinas, y llenaron el edificio de basura y escombros. Lo peor de todo es que cinco personas murieron como resultado de este violento asalto.
Al día siguiente, el 7 de enero, Anderson Cooper, un periodista que trabaja para CNN, entrevistó al pastor adventista Barry Black. Durante muchos años, el pastor Black ha servido como Capellán del Congreso, por tanto, fue una de las personas que tuvieron que ser rescatadas y llevadas a un lugar seguro. Como el pastor Black es un devoto creyente en la providencia divina, el señor Cooper le preguntó: “¿Pudo sentir la Providencia obrando incluso en aquellos momentos en los que usted estaba siendo evacuado de su oficina?” El pastor Black le respondió que su travesía de fe incluye una relación con Dios que conlleva pasar horas en oración delante de la presencia divina, que hay fuerzas sobrenaturales a nuestro alrededor, y que en nosotros hay un vacío que solo Dios puede llenar.
La confianza de Barry Black nos recuerda la maravillosa promesa del Salmo 23:4: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Ese día, cuando Black tuvo que atravesar el “valle de sombra de muerte”, Dios estuvo con él. Ser cristiano no significa que no habrá oscuridad, ni episodios sombríos en nuestra travesía de fe. No, Dios no le ha prometido eso a nadie. El compromiso del Señor es que cuando lleguen los momentos de aflicción, cuando los hierros del dolor nos aprisionen, cuando la muerte extienda su sombra de cuerpo completo sobre nosotros, él estará a nuestro lado, él no nos abandonará en tales circunstancias.
Saber que Dios está a nuestro lado es el mejor antídoto contra la ansiedad. La providencia divina nunca se apartará de los que hemos depositado nuestra confianza en el cuidado de nuestro Padre celestial. Como el salmista podemos confirmar: “Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no sucumbiré” (Sal. 16:8, BLPH).
Amén, gracias por esa promesa maravillosa, tu estarás conmigo, y serasxesa fuerza sobrenatural a mi alrededor, ese Dios que llenará todo vacío en mi corazón